Gonzalo “Chalo” de la Torre Hernández
Jalostotitlán, Jal. Julio de 2018
Que no es lo mismo. Una cosa es trabajar en administraciones
públicas y percibir un sueldo del erario y otra bien diferente es
servir en el sector público. La palabra clave es ésa precisamente:
SERVIR.
En cualquier oficina
gubernamental, del nivel que usted
elija, cuando tiene necesidad de
realizar un trámite siempre va
con una cierta desazón de no
saber qué le depara el destino y
si recibirá un trato digno, además
de solucionar satisfactoriamente
su asunto.
Actualmente en todas
las dependencias federales hay
cartelones con la vista al público
pero dirigidas a los servidores
en las que invitan e incitan a
brindar una buena atención al
contribuyente, sea cual fuere el
trámite a realizar.
Juzgue usted; hace tres días fui a realizar en una
dependencia estatal, el canje y refrendo de mi licencia de
conducir habiendo efectuado el pago correspondiente en la
correspondiente recaudadora de mi localidad.
Para comenzar,
posterior al pago supe que tengo derecho a un descuento del
50% y aunque pregunté (supongo que la dama que me atendió
no me escuchó) no se me hizo el descuento ni se me informó
de tal derecho a pesar que ya me veo bien “cáscara” como dice
mi compadre (Tengo 63 años de edad y sí se me notan). Bueno,
esa falta de atención redujo en casi 290 pesos mi ya de por sí
raquítico presupuesto.
Luego me dirigí a la ciudad de Tepatitlán a realizar mi canje,
lleno de ilusiones y esperanzas pues a mi edad, un empleo
formal es muy difícil obtenerlo y ese documento indispensable
me iba a brindar lo que podríamos llamar “el último tren”. Imagine
usted: un viejo sesentón obteniendo un empleo… Ilusión pura.
Pero, ¡oh desilusión! A pesar de llevar todos los documentos
en regla, sucede que a la mujer que recibió mi documentación
(iba a decir que me atendió, pero el término no es correcto)
se le ocurrió que el comprobante de domicilio no tenía validez
pues la Comisión Federal de Electricidad cambió el formato de
sus recibos y esa persona, arbitrariamente, le quita validez
oficial a un recibo que sí la tiene.
El cajero automático, al hacer
un pago en esa dependencia OFICIAL, emite e imprime un
recibo OFICIAL de un pago cubierto con un billete OFICIAL y
que contiene absolutamente todos los requisitos fiscales para
ser considerado OFICIALMENTE como un documento OFICIAL
(válgame usted oficialmente la repetición de la palabrita). Cabe
mencionar que el tal recibo (que por cierto tenía dos horas de
haberse efectuado el pago) fue catalogado por esa señora,
como un ticket de supermercado y sencillamente sin valor
alguno y mis esperanzas e ilusiones se fueron al carajo por esa
falta de servicio.
Tuve que perder ese día (por las distancias
de traslado) y utilizar otro de los
pocos que supongo me depara
la vida, para dirigir mis pasos
a Lagos de Moreno, donde,
sin sorpresa, recibí un trato
catalogado como excelente,
comenzando con que el propio
comandante de Movilidad, don
Francisco Mena Hivo recibe y
orienta al ciudadano y te brindan
la mejor atención y con sonrisas
adicionales. Sin duda, se nota la
motivación del dirigente a tratar a
los seres humanos como tales.
En
menos de media hora, la licencia
de conducir OFICIAL, ya estaba en mi manos. ¡ah! Y el dichoso
“ticket”, como lo llamó la señora, fue reconocido y validado
como OFICIAL, pues lo es. Ahí hay servidores con criterio y
manifiestos deseos de servir.
No se trata de “ventanear” a nadie sino de señalar la
importancia y consecuencia de un mal trato o de una decisión
arbitraria. El día de mi vida que esa señora me robó no podrá
ser repuesto.
El tiempo no se recupera, simplemente transcurre
y ya; se fue.
Hacemos una atenta invitación a que valoren la importancia
de su trabajo y a que valoren el tiempo, dinero y esfuerzos de
los contribuyentes; un trámite de lo más sencillo puede ser
fácilmente complicado si no se tiene espíritu de SERVICIO.
Brevemente le platicaré que en del DIF de mi localidad no
fue posible obtener la credencial del INAPAM (la de los viejitos,
pues) para mi recientemente finada esposa y al solicitar una
simple constancia que el documento no fue expedido por la
carencia del formato oficial, fue imposible obtener tal constancia.
Eso me costó unos centenares de pesos, pues hubiese sido
válido en la línea de autobuses en el viaje que hicimos ambos
a Ixtapa-Zihuatanejo.
Me llevé la documentación y en el DIF
de Zihuatanejo, en Las Salinas, nos brindaron una gran
atención. La señora nos informó que no tenía formatos para la
credencial, pero hizo algunas llamadas a otras instalaciones en
el centro de Zihua, donde tampoco tenían el dichoso formato.
Bueno, llamaron a otro municipio vecino y un servidor público
de ese municipio (Contla) se trasladó personalmente a llevar
el formato y con sonrisas y agrado, la credencial estuvo en
nuestro poder en más o menos una hora de iniciado el trámite.
Esas son ganas de servir.
Espero que este señalamiento no acarree represalias y
sea tomado con criterio.
Podemos resumir que la diferencia entre trabajar o servir,
está en buscar el cómo sí, no buscando el cómo no.
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