El Portón de las leyendas
Por Evelyn Jiménez Gutiérrez
Las leyendas son historias pasadas, transmitidas
oralmente de generación en generación; poseen tanto
verdad como hechos ficticios, haciéndolas fantasiosas, que
se pueden admitir, aunque de ellas habrán tal vez diversas
versiones porque al pasar los datos de persona a persona y
de lugar a lugar, pueden cambiar detalles que, por mínimos
que puedan parecer, llegan a cambiar grandes aspectos de la
historia; entonces, actualmente es difícil saber con exactitud
cuál versión podría ser la verdadera historia. Sin embargo, lo
que se puede asegurar es que dichas narrativas en forma de
leyendas, son características propias de la cultura mexicana,
con rasgos distintivos de una región.
En Arandas la que más recuerdo entre las que me
contaron, es ‘el jinete del cerro’. Cuenta la leyenda que una
humilde pareja vivía en las cercanías del cerro de Arandas;
se mantenían de la madera porque el hombre, cada mañana
subía para recogerla, tallarla y venderla en forma de palos
para las escobas y otros objetos domésticos.
Al ser de pocos recursos y no tener un reloj, desde muy
pequeño se enseñó a conocer el tiempo, el hombre se
basaba en el cielo estrellado, sabiendo de esta forma la hora
que era, tanto al ocultarse como al salir las estrellas, incluso
por la tonalidad del cielo.
Un día salió y al subir al cerro levantó la mirada al cielo
y se percató de que había salido con más antelación de lo
que debió hacerlo, por lo que decidió recostarse y esperar
un poco más para volver a encaminarse; al pasar un rato,
escuchó el trote de un caballo, se incorporó, y se encontró
con la figura oscura de un jinete vestido de negro, con ojos
al rojo vivo que brillaban con intensidad.

Le dijo al campesino que si el tesoro llegaba a ser
desenterrado, podría descansar en paz al jinete, pero éste
tenía ciertas condiciones para hacer uso del tesoro. Tenía
que prometer usarlo en una causa honesta, el jinete en vida
no lo habría utilizado así; luego, tenía que pagarle misas en
favor de su alma; y tercero, tenía que entregarle la vida de
un ser amado.
Nervioso y estupefacto el campesino, sólo pensaba
en salir corriendo, más cuando levantó la mirada, se dio
cuenta de que al poco tiempo de haberle dado a conocer los
términos el jinete ya había desaparecido.
El campesino le contó lo sucedido a su esposa, no salieron
esa noche, atrancaron la puerta, pero al poco tiempo, de
la preocupación de que el jinete volviera a mostrarse, el
hombre enfermó y murió. Muchos afirman haberlo visto y
otros haberlo confrontado; más ninguno, haberle hecho caso
a los términos para desenterrar su fortuna.
Claro, porque nunca mostró interés en robar vidas;
como en casi todas las leyendas, no se sabe la verdad,
pues cualquiera pudo habérselo topado; hoy en día, existen
variadas versiones al respecto, sin precisar cuál fue la forma
y cómo hizo su aparición ese jinete del cerro por primera
vez. Se trata de una famosa leyenda conocida entre los
arandenses, pero, tal parece que poco a poco se está
olvidando.
Son muy interesantes este tipo de historias sigan provocando esto para que mas gente se interese gracias
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