
Debido a esto, las comunicaciones y
el uso de la tecnología se verían extremadamente limitados
en esta región.
La leyenda comienza en 1970, cuando un misil Athena de
prueba, lanzado desde Utah (puntualmente, desde Green
River) el 2 de febrero, se perdió en medio del desierto.
El
misil iba originalmente dirigido a la base militar White Sands
de Nuevo México, pero debido a un error técnico terminó
por caer más de 700 kilómetros al sur, precisamente en el
Bolsón de Mapirí.
Los estadounidenses se dedicaron entonces a buscar
el misil, manteniendo en secreto sus intenciones. Debido a
lo poco poblado de la región, fueron muy pocas personas
las que de hecho vieron caer el dispositivo (y la mayoría
pensaron que se trataba de un meteorito), por lo que nadie
informó realmente a las autoridades mexicanas de que algo
había ocurrido.
Los norteamericanos contrataron algunas
personas y, tras 3 semanas de búsqueda, encontraron el
misil perdido.
De acuerdo con la versión, algunas personas que habrían
estado a cargo de la protección al pequeño campamento
realizado para retirar los restos del misil habrían comenzado
a declarar la existencia de anomalías tras el fenómeno,
principalmente interferencias en las emisiones radiales.
Aparentemente, el misil habría dejado algo allí… y las
teorías comenzaron a tomar fuerza cuando se descubrió,
tras una breve investigación, que el misil portaba pequeñas
cantidades de cobalto 57, un elemento radiactivo.
A partir
de este momento, los periódicos mexicanos enloquecieron.
¿Por qué no se transmiten las ondas de radio?
Extraños fenómenos se reportaron en la región
involucrando, principalmente, los problemas en la difusión
de las ondas radiales. A partir de este momento, el gobierno
mexicano intervino, y ubicó una pequeña estación de
investigación en las cercanías: esta estación formalmente
se dedica al estudio de la flora y la fauna de la región, pero
la sospechosa sincronización del centro de estudio con
el fenómeno antes descrito favorecen el surgimiento de
teorías de la conspiración.
En todo caso, pocas actividades
sospechosas han aparecido allí y si se investiga algo relativo
al fenómeno, se hace seguramente a pequeña escala.
Lo más interesante del asunto es que la zona, al día de
hoy, se encuentra cerrada a los turistas.
De acuerdo con
la versión oficial, se debió a la petición por parte de los
habitantes de la región de que se restringiera la entrada a
los “zoneros” (turistas curiosos que arribaban en grandes
grupos) de la mano con el peligro que estas visitas
representaban para el frágil ecosistema (la zona es hoy una
reserva natural). Por obvias razones, esta clausura se ha
tomado por algunos como prueba irrefutable de que algo
extraño sucede allí.
Hay pocas evidencias de los sucesos.
En primer lugar,
se sabe que la región abunda en magnetita, lo que podría
explicar los problemas que a veces sufren allí las brújulas.
En segundo lugar, pese a los clamores, se conocen pocas
evidencias de fallo de aparatos eléctricos, la más famosa
proviene de un trabajador de CEMEX en 1970. En tercer
lugar, la prohibición de entrada limita en gran medida la
información que pueden brindar personas no vinculadas
directamente al estado, pero aquellos que investigan
en la región afirman que no hay interferencias en las
comunicaciones más que esporádicamente.
Por último, vale la pena señalar que la llamada “Zona del
Silencio” se encuentra en la misma latitud que el triángulo
de las Bermudas, lo que ha llevado a muchos a afirmar que
los fenómenos aquí vistos tienen relación con los de este
enigmático lugar. Muchos hablan de ovnis y de tecnologías
misteriosas, pero la verdad es que son pocas las evidencias
(también por lo alejado de la región) que pueden debatirse
con algo de rigurosidad.
En todo caso, la reconocida “Zona del Silencio” sigue
siendo extremadamente famosa en México, debido a su
secretismo y a las leyendas que sobre ella se cuentan.
¿Crees que hay algo sobrenatural en esta región?
¿Conoces alguna región semejante en tu país?
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