El Portón de las leyendas
Las narrativas que se publican en esta sección, son productos de aprendizaje del curso-taller
“Expresión Oral y Escrita”, impartido por el Mtro. Pablo Huerta Gaytán. Fueron redactados por
alumnos del primer semestre (ciclo 2017-B) de la Licenciatura en Negocios Internacionales, del
Centro Universitario de Los Altos, de la Universidad de Guadalajara.
Por Edgar Josué Alejo Mayorga
En Teocaltiche, Jalisco se cuenta
una historia muy famosa referida a un
‘sacerdote sin cabeza’. La leyenda se
volvió muy popular en el pueblo, después
de que varias personas afirmaron haber visto en distintas
ocasiones, a un padre o cura decapitado, en el templo
de San José; no se sabe con exactitud las misteriosas
apariciones del sacerdote, pero las versiones quedaron
registradas para la posteridad y así, esta leyenda se relata
de generación en generación, como ahora la contaré:
Érase Teocaltiche en épocas de la guerra de los cristeros,
un padre celebraba su misa como todos los días, en el
templo de San José; un templo de pequeñas dimensiones
y austero, pero muy pintoresco, cabe señalar que estaba
acorde a su época, pues México acababa de salir de una
sangrienta revolución, por lo que estaba muy atrasado del
progreso, las calles aún eran de tierra, las casas de adobe
y algunas, de los
más ricos, de cantera; la ciudad aún era
pequeña y no había electricidad.
Como la ciudad no estaba motorizada, era muy común
que las calles estuvieran llenas de caballos y diversos
animales de granja; en resumen, era todo un paisaje posrevolucionario,
con secuelas
de la época de los grandes
hacendados. El templo de San
José se ubicaba y todavía sigue
allí, a dos calles al sureste de
la plaza de armas, su ubicación
era y es muy céntrica, muy obvio
que por aquella época, esa calle
era una de las principales del
pueblo, por ende una de las más
transitadas.
Un día, el padre oficiaba su
misa como era su costumbre;
el templo estaba medio lleno y
su misa como siempre, infundía
tranquilidad y mensajes de paz,
pero cuando llegó el momento
de la eucaristía, de repente se
escucha un enorme estruendo
afuera del templo; el padre detiene
por un momento su misa para
saber qué sucedía; entran unos
bandidos al templo y empiezan
a golpear gente; uno de ellos, en
medio de ese espectáculo cruel y
despiadado, se acerca al padre
y con machete en mano le corta la cabeza; las escenas
siguientes fueron las de la cabeza del padre rodando por
los escalones del altar, mientras su cuerpo decapitado caía
sin vida, un suceso terrible para el pueblo.
Pasaron unos cuantos meses después de aquel trágico
incidente, cuando una noche, un hombre iba caminando
de regreso a su casa, ya eran altas horas de la noche, la
visibilidad era casi nula y las calles estaban vacías. Justo
cuando iba pasando frente al templo de San José, un padre
se acerca a él y lo invita a presenciar una misa, algo que
a este hombre le pareció muy raro, pues ya era muy tarde
para una misa, pero por educación aceptó la invitación y se
dispuso a escuchar la misa.
Todo iba normal, el sacerdote oficiaba su misa con
mucha alegría, parecía contento, hasta que llegó la parte de
la eucaristía; un viento fuerte empezó a sacudir el templo,
apagando todas las velas y cerrando bruscamente todas
las puertas, sólo quedaba una tenue luz de la Luna, cuando
de pronto, el hombre observa que al
padre se le desprende la cabeza del
cuerpo y rueda hasta llegar a sus pies.
El hombre horrorizado grita e intenta
en vano salir desesperadamente del
templo, su terror fue tanto que perdió
la conciencia y desmayó.
A la mañana siguiente, cuando
el sacristán abre el templo, ve como
hay un hombre tirado a lado de la
puerta del templo; este se dispone a
despertarlo y le pregunta que hacía
allí; el hombre le contó toda la escena
de la madrugada y el sacristán, con
cara de incredulidad, le cuenta al
hombre lo que sucedió meses atrás, y
lo que le pasó a él, no es la primera vez
que pasa, porque ya le había ocurrido
a otras personas anteriormente.
Se dice que el alma del sacerdote
aún busca su descanso, tratando de
concluir la misa que dejó a medias, y
que siempre busca nuevos feligreses
(víctimas) para poder dar su misa
y así, de algún modo, obtener su
descanso eterno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario