
“Soy débil visual, veo muy poco, solo como sombras
de las personas, pero en lugares que ya conozco no
uso la poca visibilidad que tengo, por ejemplo, en la
noche camino al tanteo o por lugares que no conozco
si batallo para caminar, pero aquí en el trabajo ya me
sé todo de memoria me la llevo al tanteo”.
La vida laboral de Carlos inició cuando todavía era
niño, trabajó como ayudante de albañilería con su
padre. Un día las leyes se pusieron estrictas y tuvo que
cambiar de trabajo.
“De chico le ayudaba a mi papá en la obra, hacía
mezcla y la arrimaba, también ladrillos, todo lo que se
podía, después empezaron a exigir el seguro para los
trabajadores y ya los patrones no me dieron chanza.
Luego le ayude a un cuñado que se dedicaba a laminar
carros, él los empastaba y yo les ayudaba a ligar la
pasta o a asentar la pintura con lija para pintarlos”.
A pesar de la discapacidad, Carlitos, como lo conocen
en el almacén de materiales para la construcción en
donde labora, logra armar un importante número de
castillos con una habilidad y precisión en las medidas
que deja impresionado a quien lo ve por primera vez.
Con el tiempo y la práctica ha mejorado sus técnicas.
Esta semana la empresa para la que labora recibió
un reconocimiento del Gobierno Municipal de Tepatitlán
por apostar a la inclusión. El trabajador de la empresa
dedicada a la venta de cal y arena, concientiza a
otros negocios para que también abran sus puertas a
las personas con discapacidad. Sabe del talento que
pueden llegar a desarrollar.
“Está bien que contraten a gente con discapacidad,
porque somos personas que también tenemos derecho
de demostrar que se puede y si se quiere se puede,
sino pues aunque estés bien de la vista, sino quieres
nunca vas a salir adelante”.
“Le quiero decir a los empresarios que le den una
oportunidad a las personas con discapacidad, a mí
también cuando empecé en esto de los castillos le
dije al patrón que aparte era mi amigo, que si me daba
trabajo a mí también y no quería porque creía que me
podría golpear, también pensaba
que los iba a dejar mal y contrató a
seis morrillos como de unos quince
años, al ultima como no queriendo
me dio chanza. Transcurrieron unos
meses y despidió a los morrillos y
yo me quedé en su lugar, porque
los chavitos por estar jugando
no hacían bien los castillos y los
clientes los devolvían. Yo empecé
poco a poquito”.
Además de la empresa de
materiales para construcción,
otra empresa productora de
envases plásticos, ha recibido el
reconocimiento como “Empresa
incluyente”;en la actualidad emplea
a una docena de personas con
discapacidad. Una fábrica de
telas instalada por la carretera a
Yahualica, da trabajo a una persona
con discapacidad auditiva.
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