Dícese que en una batalla militar,
el general envía a un soldado a la
loma de un cerro a otear el panorama
e investigar la situación respecto del
enemigo para poder determinar su
estrategia.
El soldado sale a cumplir
su misión tomando toda clase de
precauciones para no ser sorprendido
y luego de un buen rato regresa a su
campamento y se reporta de inmediato
son su superior.
.- General, reportando el resultado
de la expedición a la que me mandó;
del otro lado del cerro se divisan mil
cinco personas que se dirigen hacia
acá y vienen armados.
.- ¡Caramba, soldado! Y ¿ cómo
sabe que son mil cinco?
.- Porque vienen cinco tipos al frente
y como mil pelaos atrás de ellos.
.- Pero; ¿Son amigos?
.-Pos yo creo que sí; vienen juntos…
Amistad…., qué bonita palabra; y
qué bonito sentimiento. No cabe duda
que después de la familia no hay nada
mejor que la amistad.
Es padrísimo
llegar a cualquier lugar y encontrar
un amigo con una sonrisa, con un
ofrecimiento de algo que nos pueda
agradar, con un abrazo y con sinceros
buenos deseos.
La amistad está basada
definitivamente en la confianza.
Deriva de la necesidad imperiosa
del ser humano de la convivencia
y el intercambio de experiencias y
opiniones, en una costumbre para ser
mejor y estar mejor.
Desafortunadamente hay personas
que en nombre de la amistad
cometen muchos abusos, fraudes,
robos, humillaciones y otras actitudes
difíciles de describir, pero que causan
daño, precisamente porque existe la
confianza y se es muy vulnerable ante
personas de pocos escrúpulos.
No necesariamente hay intereses
materiales o económicos para causar
daño en nombre de una supuesta
amistad.
Puede haber intereses de
aprender algo de
alguien y se promete
el oro y el moro para
que alguien comparta
sus conocimientos y
experiencias; Pero
una vez que algo se ha
aprendido, te dan una
patada en el silabario
y hasta te agreden
verbal y físicamente.
¡Somos amigos!.
¿Qué digo amigos?. ¡Hermanos!
Estas palabras se escuchan con
más frecuencia de la conveniente,
especialmente cuando en algún centro
de ¡Salud! O centros de conbebencia,
conocemos a algún compañero
ocasional, pero al influjo de las bebidas
espirituosas, la necesidad de afecto,
hace que al vecino del banquito de
al lado, se le mire de verdad como
un posible amigo. Alguna amistad
sincera ha nacido de esta situación,
aunque la mayoría de las veces ni
siquiera volvemos a ver al susodicho
interlocutor.
Hay muchas clases de “amigos”,
desde los compañeros de escuela, de
trabajo, de equipo de futbol u otras
circunstancias. La verdad hay un afecto
razonable más por compañerismo que
por verdadera amistad.
La verdadera amistad es
valiosísima y por fortuna hay en esta
vida, verdaderos amigos. No esos que
cuando se acaba el dinero se acaba
la amistad. Hay verdaderos amigos
que en realidad se preocupan cuando
un amigo tiene una pena o necesidad
y busca por todos los medios a su
alcance hacer algo por remediar las
dificultades de su AMIGO.
Amistad requiere sacrificio, afecto,
disposición, humildad, convivencia;
compartir los buenos y malos
momentos.
Es verdaderamente hacer
el bien sin esperar algo a cambio. La
recompensa de una buena acción para
un amigo, es la satisfacción pura de
haber servido a quien se estima.
En días pasados a nuestro
compañero Lic. Héctor Padilla Rábago,
integrante del consejo editorial de
este Diario de los Altos, se averió su
automóvil y se vió en la imperiosa
necesidad de trasladar para su
atención a un familiar enfermo y solicitó
a un compañero y amigo un vehículo
para poder auxiliar a su familiar.
De
inmediato y sin pensarlo, el AMIGO le
proporcionó las llaves del auto y pudo
atender satisfactoriamente al integrante
de su familia. ¡Qué padre que haya aún
amigos así!. No cualquiera suelta con
facilidad un vehículo automotor, pues
eso supone varios riesgos. Eso es
una muestra de amistad que supone
sacrificio.
Puede haber miles de formas de
enriquecer una amistad y cada quien
sabe como fomentar las amistades.
Obviamente se debe ser cauto,
pues no cualquier persona puede ser
un buen amigo. Debe haber una dosis
razonable de desconfianza antes
de asegurar que se tienen muchos
amigos. Ojalá todos tengamos muchos
verdaderos amigos.
Hay quien afirma categóricamente
que todos tenemos muchos
“conocidos”, pero pocos amigos.
Vivamos con la esperanza de
cosechar amistades teniendo presente
que se cosecha lo que se siembra.
Así es, mi buen amigo.
Gonzalo “Chalo” de la Torre
Chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal.
3 de
Diciembre de 2010
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