Luego de quedar terminadas deben haber brillado como
diamantes poderosos a la luz del sol y, sobre todo, de la luna. Al
menos eso es lo que cuentan ciertos escritores de la antigüedad
sobre las tres grandes pirámides de Gizeh.
No es de extrañar, ya que estas tumbas egipcias antiguas,
erigidas entre el 2620 y el 2500 a. C. en la cuarta dinastía sobre
una plataforma de piedra caliza de mil por dos mil metros, estaban
revestidas con láminas pulidas de caliza de Tura de las cuales más
tarde volvieron a encontrarse muchas en edificios de la ciudad de El
Cairo.
Porque además de los faraones, allí eran sepultados sus
familiares, y también funcionarios y sacerdotes.
Hasta el fin del
imperio antiguo en la sexta dinastía, allí se construyeron varios
cientos de tumbas. Las mismas se les suman el complejo de
templos y las aldeas de los trabajadores.
Además, cabe mencionar que para construir las pirámides no
se utilizó ninguna clase de vehículo rodado, ya que por entonces
los egipcios aún no conocían la rueda.
Dimensiones sobrehumanas
No podemos más que maravillarnos ante las descomunales
dimensiones de las tres pirámides.
La pirámide de Keops, por ejemplo, también llamada Gran
Pirámide, originalmente tenía 146.6 metros de altura (hoy son
138.75). Fue erigida con unos tres millones de bloques de piedra de
alrededor de 2.5 toneladas de peso cada uno. En el interior hallamos
la ‘Gran Galería’, cuya altura es de 8 metros y su extensión de 47.
La pirámide de Kefrén o Segunda Pirámide originalmente tenía
143,5 metros de altura (hoy son 136,4). Pero dado su emplazamiento
un poco más elevado, impacta aún más que la pirámide de Keops.
Y como su cúspide la supera en altura, suele confundirla con ella.
La pirámide de Micerino, o también Tercera Pirámide, es la más
pequeña de estos tres templos funerarios. Originalmente tenía 65
metros de altura (hoy son 62 metros), por lo cual no llega ni a la
mitad de la altura de sus dos hermanas.
Cámaras y canales fascinantes
No hay duda de que las pirámides eran panteones.
Por eso
debían tener una cámara de determinada índole donde el soberano
pudiera hallar su última morada rodeado de las insignias de su
reinado, sus objetos de uso cotidiano y sus armas para que pudiera
vivir de acuerdo a su posición social incluso en el más allá.
La pirámide de Keops es la excepción a esa regla: es la única
de las pirámides egipcias que posee no una, sino tres cámaras
funerarias, y además tiene la ‘Gran Galería’.
Además, en ella
se encontraron distintas cámaras de descarga (de presión) y
‘canales de ventilación’, la mayoría de los cuales están orientados
con absoluta precisión hacia los puntos cardinales. Dos canales
que pasan por la Cámara del Rey parecen además señalar la
constelación de Orión y la estrella polar de entonces. Como
siempre, no hay acuerdo en cuanto a cuál sería el propósito de
ello. Lo cierto es que la orientación constituye una prueba de los
conocimientos astronómicos de los constructores.
Tres cámaras, tres nombres
Una de las cámaras de la pirámide de Keops se conoce como
‘Cámara subterránea’ debido a que se encuentra debajo de la
pirámide, en la piedra caliza; los expertos opinan que, al ser un
espacio imperfecto, representaba el submundo.
Después está la
‘Cámara de la Reina’, que fue emplazada en el nivel inferior de la
pirámide, y de la cual los primeros investigadores suponían que
era el lugar en donde estaba la tumba de la esposa del faraón; y
finalmente, la ‘Cámara del Rey’, que al ocupar el lugar superior está
emplazada en el centro vertical de la construcción. Actualmente, en
esta cámara pueden visitarse los restos de un sarcófago de piedra
vacío.
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