Dr. Enrique Sigala Gómez
Pediatra-Cirujano Pediatra
Si bien sabemos que es normal y sano que un bebé
llore, esto no significa que debamos dejarlos de lado
cuando esto pase. Y es que cada vez que lo hacen es
porque nos quieren decir algo. En algunos casos, podría
significar hasta una emergencia.
¿Por qué lloran los bebés?
Puede ser por diversos motivos que van desde
hambre y sueño, hasta porque siente que su agua está
muy caliente o porque se siente enfermo. Sea cual sea
el caso, el cual en el mismo momento no se va a saber,
siempre es necesario atenderlo hasta ir desligado lo
sucedido.
El bebé que llora siempre debe ser atendido ya que
dejarlo llorar no ayuda a que desarrollen sus pulmones
correctamente debido al esfuerzo extra que está
haciendo. A su vez, dejarlo llorar no refuerza su carácter
y nunca debe ser usado como estrategia para que
aprenda a dormir. Esto es totalmente falso.
¿Qué significa el llanto?
El llanto del bebé debe ser considerado como
una señal de que necesita ayuda. Y es que a falta de
lenguaje verbal, es este tipo de comunicación las que
adoptan para decirnos algo. Por ello, no hacerles caso
no es algo que ellos reciben como “lección”, sino que lo
van asimilando como algo relacionado al castigo.
Falsa creencia.
Muchos padres creen que cuando un niño llora, lo hace
por llamar la atención, por engreído o por maleducado.
Por ello los dejan llorando “hasta que se cansen o se
duerman”. Grave error. Y esto ha quedado demostrado
luego de haberse practicado varias pruebas que así lo
demuestran, como la presentada a continuación.
Según un estudio llevado a cabo por expertos de
la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, el
cual además será incluido en la publicación científica
Applied Developmental Science, un bebé que suele ser
cargado mientras llora podría ser un adulto más sano,
menos depresivo, más amable, empático e, incluso, más
productivo.
“Lo que hacen los padres en los primeros meses y
años está afectando para el resto de su vida la forma en
que el cerebro del bebé va a crecer. Los besos, abrazos,
caricias y arrullos es lo que esperan los pequeños.
Crecen mejor de esta manera”, señalan los resultados
de la prueba.
Este estudio fue realizado a más de 600 adultos y
encontró que aquellos que fueron abrazados cuando
eran niños ahora son personas mucho más adaptables,
con menor ansiedad y mejor salud mental que aquellos
que estuvieron en un ambiente carente de afecto.
Conclusiones:
No hay duda que las primeras experiencias en la
vida de uno tienen influencia en la edad adulta. Como
si fueran unas esponjas, los bebé absorben situaciones
de angustia, llantos que no son atendidos y conflictos
externos, logrando con ello que se críe en un ambiente
de miedo e inseguridad que también se ve reflejado en el
alejamiento del vínculo primal mamá-bebé tan importante
es en el desarrollo neurológico del bebé.
Como suele suceder con cualquier cría de mamífero
que está lejos de su madre, el bebé se siente en peligro
y esto hace que su cerebro aumente la secreción de
cortisol, la cual es la hormona del estrés. Pero cuando
éste se calla, no es porque ya se cansó o porque ya
aprendió la lección. Es porque está realmente agotado y
su cuerpo ya se rindió.
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