sábado, marzo 02, 2019

DE HECHOS Y DESECHOS

- ¡Mami, mami! El bebé se hizo caquita. Grita el niño, acerca de su hermanito. 
- Pues cámbiale el pañal. ¿qué esperas?, responde la mamá. 
- No, es que se cayó del cuarto piso hasta la calle. 
Chiste cruel sin duda éste. Es probable que en esta ocurrencia, encuentre algunas palabras más o menos malsonantes, pero en ocasiones es necesario decirlas con todas sus letras, para dar a entender claramente el mensaje, así que ofrezco desde ahora una disculpa si ofendo alguna susceptibilidad, que no es la intención. 
Entre varias actividades, este que escribe se dedica también a la fontanería, esto es, a servir y hacer algunas tareas a veces desagradables pero necesarias, ya que alguien las tiene que realizar. Le platicaré con su venia. 
En una ocasión un cliente me llamó pues deseaba que destapara su taza del W.C.; sí, esa donde depositamos con algunos pujidos, los desechos que nuestro cuerpo no acepta de los alimentos y los expulsa por salva sea la parte. 
Preguntéle si usaba esas canastillas de plástico, compuesta de dos partes ensambladas y en su interior una pastilla desodorante y aromatizadora (que por cierto, la mayoría de las personas, las coloca dentro de la taza erróneamente, ya que la pastilla se desintegra y aromatiza al contacto con el aire, no con el agua). 
Me respondió que sí, de manera que no batallé en quitar la taza, destaparla, extraer el objeto plástico y cumplir el objetivo de que el accesorio funcionase correctamente. Para tal acción invertí cerca de veinte minutos efectivos, sin contar traslado. Tuve suerte y pronto hice mi trabajo. 
Cuando la persona que me favoreció solicitando mis servicios preguntó el monto de mis honorarios, le respondí que $ 250.00 Extrañado y con tono de inconformidad me interrogó: ¡Cómo! ¿Esa cantidad por media hora de trabajo? Le contesté con calma. Mire: por destapar su baño, cobro $ 50.00, pero por tener que agarrar su cagada, cobro $ 200.00. ¿cómo la ve? Y me respondió muy comprensivo: No, pos sí. Tiene razón. Yo no lo haría ni por más dinero. Aquí tiene su pago y $ 100.00 de propina. Real. La intención de esta ocurrencia es que valoremos realmente a esas personas anónimas, que hacen los trabajos desagradables y que nos proporcionan un gran servicio, pues nosotros no haríamos esas labores, ni de chiste. Imagine usted, por ejemplo en Jalos, a Tomás Medina o a Marcelino o a ese joven, padre de varios niños, a quien llaman popularmente “el cha”, inmersos dentro de un registro de drenaje, con el agua literalmente hasta el cuello y sorteando los mojones, semillas de chile, cascaritas del mismo, semillitas de tomate, palillos, condones, globitos y cuanta cosa se arroja al torrente acuoso con destino a la planta de tratamiento de aguas residuales, tratando de destapar los conductos, para que esas aguas “negras” no se acumulen y se conviertan en foco de infección para la ciudadanía. Si alguna vez le toca en suerte verlos trabajar en esas labores, pregúnteles si les gusta hacer “eso”. Seguramente le responderán que no, pero alguien lo tiene que hacer. ¡Ah! Además lo hacen sin equipo de protección. 
Se meten así con su ropa y su piel está en contacto todo el tiempo de la labor, con esas substancias que desechamos en nuestros hogares, arriesgando su propia salud. ¿Entonces porqué los ciudadanos los vemos con menosprecio y hasta con desprecio, si lo que hacen es en nuestro beneficio? Los invito a que los veamos con mayor respeto y con harta gratitud, pues seguro estoy que no cualquiera hace esa labor. 
¿Y sabe cuánto ganan esas personas que realizan esas labores asépticas, desagradables y llenas de riesgo para la salud? La fabulosa cantidad de $ 2,200.00 a la quincena, esto es, un poco más de 100 pesos al día. ¿Usted lo haría por el doble? Hablo de estas personas de Jalos, pues cuento con el favor de su amistad y me ha tocado verles en tan peculiares trabajos, pero seguro estoy que en muchos municipios alteños, la situación es similar. 
No se trata de agredir opiniones, sino de valorar lo que realmente hacen estas personas. Una muy respetuosa sugerencia a los ayuntamientos en general y disculpen la expresión: No sean gachos (coloquialmente hablando) ,proporciónenles equipo adecuado, pues su familia depende de ellos y si es posible, consideren una gratificación adicional, cada vez que se tengan que sumergir entre aguas llenas de excrementos y otras lindezas. Merecido sería premiarlos por su sacrificio. 
De verdad lo digo con todo respeto. Y a usted conciudadano, créame; no es fácil ser un servidor público. Es posible que haya quien sólo viva del presupuesto, pero me consta, que es la minoría, pues la mayoría sí se preocupa para que los paisanos tengamos los servicios necesarios. Esos oficios ingratos y menospreciados, suelen ser los más efectivos para nuestro beneficio. Considérelo y aprecie las labores de esos también ciudadanos.

Gonzalo “Chalo” de la Torre Hdez.
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal. A 25 de octubre
de 2012

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