
El del 17 de marzo, el Caudillo del
Sur responsabilizó públicamente al
presidente Venustiano Carranza de la crisis
generalizada que enfrentaba el país y le
pidió que renunciara al cargo.
Emiliano Zapata fue asesinado el 9 de
abril de 1909 en Chinameca (Especial.©
Proporcionado por Mediotiempo S.A. de
C.V). .
La carta, resguardada en la Colección
Cuartel General del Sur en el Archivo General
de la Nación, constituye para muchos un
acto de insolencia política por la crítica al
régimen, pero también por el tono.
Aquí te presentamos la misiva en 10
puntos que, a pesar de tener 100 años de
historia, para algunos siguen vigentes.
1. “Como ciudadano que soy, como
hombre poseedor del derecho de pensar y
hablar alto, como campesino conocedor de
las necesidades del pueblo humilde al que
pertenezco, como revolucionario y caudillo
de grandes multitudes, que en tal virtud
y por eso mismo he tenido oportunidad
de reconocer las reconditeces del alma
nacional y he aprendido a escudriñar en sus
intimidades y conozco de sus amarguras
y de sus esperanzas; con el derecho que
me da mi rebeldía de nueve años siempre
encabezando huestes formadas por
indígenas y por campesinos; voy a dirigirme
a usted, C. Carranza, por vez primera y
última”.
2. “Para triunfar fue preciso pregonar
grandes ideales, proclamar principios,
anunciar reformas”.
3. “Para hacer triunfar las reivindicaciones
libertarias de la revolución, se necesitaba un
dictador. Los procedimientos autocráticos
eran inevitables para imponerse a una
sociedad refractaria a los principios nuevos”.
4. “En el terreno económico y hacendario,
la gestión no puede haber sido más funesta:
bancos saqueados; imposiciones de papel
moneda, una, dos o tres veces, para luego
desconocer, con mengua de la República, los
billetes emitidos; el comercio desorganizado
por estas fluctuaciones monetarias.
“La industria y las empresas de
todo género, agonizando bajo el peso
de contribuciones exorbitantes, casi
confiscatorias; la agricultura y la minería
pereciendo por falta de garantías y de
seguridad en las comunicaciones; la gente
humilde y trabajadora, reducida a la miseria,
al hambre, a las privaciones de toda especie,
por la paralización del trabajo, por la carestía
de los víveres, por la insoportable elevación
del costo de la vida”.
5. “En materia agraria, ni los ejidos se
devuelven a los pueblos, que en su inmensa
mayoría continúan despojados, ni las tierras
se reparten entre la gente de trabajo, entre
los campesinos pobres y verdaderamente
necesitados”.
6. “En la mayoría, por no decir en la
totalidad de los Estados, los gobernadores
han sido impuestos por el centro; en el
Congreso de la Unión figuran como diputados
y senadores criaturas del Ejecutivo y en las
elecciones municipales los escándalos han
rebasado los límites de lo tolerable y aun de
lo verosímil”.
7. “Usted llamó con toda malicia,
al movimiento emanado del Plan de
Guadalupe, ‘Revolución constitucionalista’,
siendo así que en el propósito y en la
conciencia de usted estaba el violar a cada
paso y sistemáticamente la Constitución”.
8. “Usted gobierna saliéndose de
los límites fijados al Ejecutivo por la
Constitución: usted no necesita de
presupuestos aprobados por las Cámaras;
usted establece y deroga impuestos
y aranceles; usted usa de facultades
discrecionales en Guerra, en Hacienda
y en Gobernación; usted da consignas,
impone gobernadores y diputados, se
niega a informar a las Cámaras; protege al
pretorianismo y ha instaurado en el país,
desde el comienzo de la era “constitucional”
hasta la fecha, una mezcla híbrida de
gobierno militar y de gobierno civil, que de
civil no tiene más que el nombre”.
9. “Usted ofreció y anunció que por medio
de un régimen dictatorial que disfrazó con el
nombre de Primera Jefatura, haría la paz en
la República, mantendría la cohesión entre
los revolucionarios, consolidaría el triunfo de
los principios de reforma (…).
“Nadie cree ya en usted, ni en sus dotes
de pacificador, ni en sus tamaños como
político y como gobernante”.
10. “Es tiempo de retirarse, es tiempo
de dejar el puesto a hombres más hábiles
y más honrados. Sería un crimen prolongar
esta situación de innegable bancarrota
moral, económica y política”.
“La permanencia de usted en el poder es
un obstáculo para hacer obra de unión y de
reconstrucción, , escribió al jefe del ejército
constitucionalista, quien ordenó a sus
fuerzas perseguir y cazar al revolucionario”.
Zapata no apoyó de manera directa el
movimiento anti reeleccionista convocado
por Francisco I. Madero, sino hasta que
publicó el Plan de San Luis, que desconoció
el gobierno de Porfirio Díaz y se comprometió
a restituir las tierras a los propietarios
despojados, principalmente indígenas.
El campesino nacido en Anenehuilco
había iniciado su propia batalla para lograr la
restitución de las tierras cuatro años antes del
arranque de la Revolución Mexicana y logró
victorias importantes para el movimiento.
El idilio entre Madero y Zapata terminó
luego de que el primero rindiera protesta
como Presidente y le solicitara deponer las
armas.
Zapata se dio cuenta de que el reparto
agrario no era una de las prioridades
de Madero, sino la restauración de las
instituciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario