Dr. Enrique SIgala Gómez
Pediatra-Cirujano Pediatra
La invaginación intestinal se produce cuando una porción del
intestino se introduce o se cuela en el interior de la porción adyacente,
como si se tratara del segmento de un telescopio. Cuando ocurre esto,
se produce una obstrucción intestinal y las paredes intestinales que
están en contacto presionan una contra otra. Esto, a su vez, cursa con
hinchazón, inflamación y disminución de la irrigación sanguínea en los
segmentos intestinales afectados.
La principal causa de obstrucción intestinal en niños de entre 3
meses y 6 años de edad es la invaginación intestinal, la cual:
•Afecta preferentemente a niños de entre 5 y 10
meses de edad (el 80% ocurre antes de los 24 meses).
•Afecta a entre uno y cuatro de cada 1.000 lactantes.
•Es de tres a cuatro veces más frecuente en los bebés de sexo
masculino.
SIGNOS Y SÍNTOMAS:
Los niños con invaginación intestinal tienen fuertes dolores
abdominales, que suelen empezar tan súbitamente que provocan
llantos intensos y angustiosos y llevan al niño a encoger las rodillas
sobre el pecho. El dolor suele ser intermitente, pero es recurrente y
va en aumento. Cuando disminuye el dolor, un niño con invaginación
intestinal puede dejar de llorar y parecer que está bien.
Otros síntomas frecuentes de invaginación intestinal incluyen:
•abdomen hinchado o distendido.
•heces mezcladas con sangre y mucosidades, a veces descritas como
“jalea de grosella” (el 60% de los lactantes con invaginación intestinal
tienen este tipo de deposiciones).
•vómitos
de bilis, un líquido amargo segregado por el hígado que
suele ser de color entre dorado-amarronado y verdoso.
•somnolencia o amodorramiento.
•respiración superficial.
•ruidos
roncos al respirar (similares a los gruñidos).
Conforme vaya progresando la enfermedad, el niño se debilitará
progresivamente y es posible que tenga fiebre e incluso un choque
hipovolémico, cuyos síntomas incluyen: aletargamiento, taquicardia
(aceleración de la frecuencia cardíaca), pulso débil, hipotensión y
respiración rápida.
CAUSAS:
Las causas de la invaginación intestinal en lactantes se desconocen,
aunque hay varias teorías al respecto. Puesto que hay más casos de
invaginación intestinal en primavera y otoño, esto parece indicar una
posible relación entre la invaginación intestinal y las infecciones vírales
que suelen contraer los niños durante estas estaciones, incluyendo las
que afectan a las vías respiratorias superiores.
A veces, la invaginación intestinal ocurre poco después de un
episodio de gastroenteritis. Las infecciones gastrointestinales pueden
provocar la inflamación del tejido linfático que recubre el interior del
tubo digestivo y cuya función consiste en luchar contra las infecciones;
esta inflamación puede favorecer el desplazamiento de una porción de
intestino en el interior de otra. Las invaginaciones intestinales son más
frecuentes en torno a la edad en que se introducen los sólidos en la
dieta de los lactantes. Se ha sugerido que la introducción de nuevos
alimentos también puede provocar inflamación del tejido linfático que
recubre el interior de los intestinos, incrementándose las probabilidades
de desarrollar invaginaciones intestinales.
El pediatra examinará al niño, prestando especial atención al
abdomen. A menudo el pediatra palpará la parte de intestino afectada,
que estará inflamada y será dolorosa al tacto, describiéndose a menudo
como una “masa en forma de salchicha”. Síntomas como dolor
abdominal, encoger las rodillas sobre el pecho, vómitos, aletargamiento
y heces mucosas y sanguinolentas también son de gran ayuda para
hacer el diagnóstico.
Si el pediatra piensa que una invaginación intestinal puede ser
la causa del dolor, pedirá la opinión a un cirujano pediátrico, quien
examinará al niño y tomará decisiones sobre su tratamiento. Es
posible que el pediatra solicite una radiografía abdominal, que puede
o no mostrar signos de obstrucción intestinal. Una ecografía abdominal
también puede ayudar a hacer el diagnóstico. Si el niño se ve muy
enfermo, lo que sugiere una perforación intestinal, es posible que el
cirujano opte por llevarlo inmediatamente al quirófano para corregir la
obstrucción intestinal.
Los enemas de bario o aire se utilizan a menudo tanto para
diagnosticar como para tratar las invaginaciones intestinales. En muchos
casos, el enema de bario no sólo permite detectar la invaginación sino
que la presión ejercida en el interior del intestino despliega el segmento
de intestino que se había desplazado. El enema de aire, también
administrado por vía rectal de forma similar al de bario, también se
puede utilizar para diagnosticar y tratar las invaginaciones intestinales.
En los niños mayores los enemas no suelen dar tan buenos
resultados y hay más Probabilidades de que necesiten someterse a una
intervención quirúrgica. Los cirujanos intentarán corregir la obstrucción
pero, si la parte de intestino afectada está demasiado dañada, se deberá
extirpar.
COMPLICACIONES:
Si no se trata, la invaginación intestinal puede provocar
complicaciones graves. Estas complicaciones están directamente
relacionadas con la cantidad de tiempo transcurrido entre el momento en
que ocurre la invaginación y el momento en que se trata. La mayoría de
los lactantes que se tratan durante las primeras 24 horas se recuperan
completamente sin problemas. Si se pospone el tratamiento, aumenta el
riesgo de complicaciones, que incluyen lesiones tisulares irreversibles,
perforación intestinal, infección e, incluso, muerte.
UANDO LLAMAR AL PEDIATRA:
La invaginación intestinal es una emergencia médica. Si su hijo
presenta algunos de los síntomas de invaginación intestinal, como
dolor abdominal, vómitos o heces mucosas y sanguinolentas, llame al
pediatra o al servicio de urgencias médicas inmediatamente.
El pronóstico de las invaginaciones intestinales en lactantes es
muy bueno y, si se tratan pronto, las complicaciones son mucho menos
probables. Por lo tanto, no posponga el tratamiento -en muchos casos el
diagnóstico precoz permite tratar la invaginación intestinal con éxito sin
que el niño necesite pasar por el quirófano.
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