Mi pueblo es un mosaico de luces y cohetes, de flores y
serpentinas de música y piropos de campanas y risas de cánticos y
rezos.
Mi pueblo es un estallido de dolor y alegría de lujuria pagana
y de éxtasis divino.
Mi pueblo siempre se despierta con el aroma y el vaho del pan
recién cocido y la tibieza de la leche recién ordeñada.
Mi pueblo es una nube de espejos hechos de luna y estrellas
que permiten verse a los pájaros cantando himnos sagrados en ese
mágico lenguaje que muy pocos entienden.
Mi pueblo me despierta en ciertas mañanas frescas y húmedas.
Entonces me salgo a recorrer sus calles y penetro por la mágica
puerta de la bruma para salir en lo más alto de algún barrio y ver la
majestuosidad de las torres del castillo de nuestra señora la virgen.
Húmedas y erguidas se ven envueltas en un blanco y sutil blanco
de niebla mañanero y se me figuran como grandes colosos, como
gigantescos guardianes que estuvieran a la custodia de mi pueblo,
siempre alertas y vigilantes ante cualquier peligro.
Todo el entorno de mi pueblo es un hermoso cuadro pintado
con la maestría de la naturaleza se ven diariamente escenas
sorprendentes en los árboles, los pájaros y en las cercas los gallos
cantan invitando a salir al solo con un hermoso himno al nuevo día.
Ya amanece en mi pueblo, y aparecen los primeros rayos de luz
virgen y tibia, y el sol naciente desparra
ma por todos lados matices
de colores ocres y naranjas, y todo comienza a iluminarse con luz de
vida vibrante y tempranera en mi pueblo todas las cosas son como
las luces mañaneras doradas y etéreas, como cirros y nimbos de
sutiles formas hechas por el viento caprichoso. ¡Oh! Que fresco es
el aire matinal de mi pueblo húmedo y viejo, quieto y alegre, es por
eso que es un placer caminar por sus callejuelas empedradas, que lo
envuelven con el manto de sus mágicas leyendas y sus tradiciones
asustonas y se escuchan salir de entre sus antiguas paredes de
adobe las voces de su mítico pasado.
Cuantas luces mañaneras me han cobijado en ese mí querido
pueblo.
Bueno ya es tiempo de marcharme, ya se está cerrando la rendija
de las horas presentes, pasadas y futuras.
Yo ya me voy por el sendero de la niebla; adiós.
“Viajero”
Soy caminante que vengo
De lugares muy extraños
He viajado por mil mundos
A través de muchos años
Y he construido jardines
En toditos los confines
decorados con estrellas
Y miles de flores bellas
como rosas y jazmines
mis andares son eternos
he volado y me he arrastrado
en paraísos e infiernos
las galaxias y universos
me revelan sus secretos
yo les ofrendo mis versos
de cantares dolorosos
o de amores indiscretos
Soy señores un viajero
Un humilde pasajero
Que vino a conocer el mundo
Y el misterio más profundo
Que es el odio y el amor
El placer y el dolor.
Juan José Padilla Pérez “Bucho”
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