Por Sandra Evangelina Barba García
2º Semestre de Lic. en Contaduría
Pública
El Portón de las leyendas
Las narrativas, descripciones, historias, relatos y/o leyendas que aquí se publican,
son productos de aprendizaje del curso-taller “Expresión Oral y Escrita” que imparte el
Mtro. Pablo Huerta Gaytán a estudiantes del Centro Universitario de Los Altos, de la
Universidad de Guadalajara. En algunos textos se mezclan la imaginación, realidad y
ficción para, a partir de la leyenda, llegar incluso al cuento
Esta piedra se ubica en una ranchería llamada “El Cinco”
perteneciente al tranquilo pueblo de Capilla de Guadalupe; la ranchería
se localiza entre los municipios de Tepatitlán de Morelos y San Ignacio
Cerro Gordo, Jalisco.
Según se cuenta, tras la conquista de América, muchos hombres
se dispersaban por todo el territorio
de México, pero lo que hace
especial este suceso en estos lugares, es la historia de tres hermanos.
Hace muchos, pero muchos años, se encontraban y distinguían
tres hermanos por los rasgos físicos muy similares entre sí: Eran de
piel blanca, con ojos de color, estaban barbones, delgados, pero bien
ejercitados y a ellos les encantaba vestir de una manera muy peculiar;
usaban texana, vestían con camisas cuadradas de diferentes colores,
cintos piteados y botas picudas; cabe mencionar que estos hermanos
siempre veían por su seguridad porque cuando salían, portaban armas
de fuego.
Venían de una familia económicamente bien acomodada, estaban
muy a gusto, nunca les faltaba nada y siempre tuvieron la oportunidad
de darse ciertos lujos que muchas otras personas no podían, porque
en general, la población era de bajos recursos. A estos tres muchachos
les encantaba andar a caballo y buscaban seguir conquistando el
mundo.
Pretendían una vida de prosperidad, en la cual tendrían mucho
dinero, más del que ya tenían, con base en el gran trabajo y
aprovechamiento de sus tierras; eran ambiciosos, pero sobre todo,
buscaban tener a su pareja ideal, una mujer hermosa con la cual poder
lucirse, una mujer de esas que resaltan por su belleza, elegancia y
educación, pero sobre todo de muy buen ver.
Un día, los tres hombres venían en sus caballos grandes de color
negro, con la intención de lograr todos sus sueños y metas ambiciosas
que tenían, cuando de repente uno de ellos, empieza a discutir; les
pregunta a sus otros hermanos la razón por la que su padre le había
dejado menos herencia que a los demás, y creyó que por lo mismo, a
sus hermanos correspondía que lo apoyaran en sus planes. Uno de
ellos decide que paren los caballos justo debajo de un árbol y donde
al lado se encontraba una piedra demasiado grande y de color arcilla.
Se bajaron de sus caballos. Discutieron más sobre el dinero y
mercancías; se empezaron a gritar, se contradicen y comenzaron a
exaltarse. Uno de los hermanos, el que empezó la disputa sale de
control, sacó su pistola, apuntó a su hermano sin la intención de
dispararle, solamente lo quería asustar, pero la pistola estaba cargada
y se le fue el disparo; al ver eso, el otro hermano le dispara en
venganza por haberlo matado, sin embargo éste último, contrariado
por tan dramáticos y fatales hechos, no pudo asimilarlo, pues jamás
había matado a nadie, entonces, optó salir del conflicto por la puerta
falsa, así que se suicidó.
Una familia encontró los cuerpos de estos hermanos y les dieron
cristiana sepultura; también se encargaron de tallar las tres cruces en
la piedra, como símbolo de su muerte, en donde quedaron los cuerpos.
Después de varios años de lo sucedido, un señor de edad
avanzada pasó con sus ovejas cerca de donde ocurrió el dantesco
suceso. Acalorado, a veces de día, a veces de noche, acompañado de
los hijos o con sus nietos, una y otra vez, mirando las piedras, a veces
sin verlas...pensaba y pensaba en el trágico hecho.
Un día de regreso a casa, a lo lejos miró una piedra que le llamó
la atención; era grande y en ella se encontraban tres hombres altos
y delgados, vestidos de vaqueros. Pero estos hombres no hacían
absolutamente nada, uno se encontraba tirado por un lado en la piedra,
el otro parado agarrándose la cara y el otro sentado en la piedra.
En la medida que se acercaba, poco a poco, estos tres hombres
se desvanecían. Abrió muy bien los ojos; observó detalladamente la
piedra y notó que tenía tres cruces talladas. Al día siguiente mandó
a su hijo trabajar en la siembra de sus tierras, porque él se sentía ya
muy cansado.
Al hijo que le ayudó, le pasó lo mismo, veía a lo lejos a esos tres
hombres, corrió a decirles a sus demás hermanos acerca de lo que
había visto y todos también los veían, pero cuando se acercaban,
desaparecían esos hombres.
En una reunión con sus vecinos y amigos contaron sobre lo que
habían vivido y visto; para su sorpresa, no eran los únicos, pues otras
personas igual habían notado lo que pasaba en esa piedra. Desde
entonces, aseguran que si vas por allí y pasas por donde ocurrió este
terrible suceso, se llega a ver a esos tres hermanos...
La narrativa que se da a conocer en este espacio, se redactó con
la intención de rescatar parte de la cultura del lugar en que habito y
contribuir así al rico patrimonio cultural mexicano. Es producto de los
aprendizajes del curso-taller “Expresión Oral y Escrita” que el maestro
Pablo Huerta Gaytán imparte a estudiantes del Centro Universitario de
Los Altos, de la Benemérita Universidad de Guadalajara.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario