sábado, marzo 07, 2020

Flor de vainilla

Osvaldo Sebastián Rosales Reyes

Recreas la esencia de las flores que orbitan en ti.
Al tacto común hielas sus arterias,
pero al paso continúo de acariciarte
brindas calor, aun teniendo un manto de nieve.
Pétalos de tu alma con el tiempo se han marchado,
buscando aquello que tanto anhelas.
Pasas por plagas, sequías y más de mil catástrofes,
Y sigues de pie, con la misma firmeza de un roble.
Añoras dejar de ser tomada como planta
carnívora, sin plagas, sequías o mil y un catástrofes.
Nada que te contamine, nada que te marchite.

Ningún jardinero te ha cuidado,
temiendo claves espinas entre sus dedos.
Terminan sin atenderte,
como si de cualquier zacate se tratara.
En mi jardín reposas,
meciéndote lentamente con la fragilidad que escondes.
Poco a poco emergen nuevos pétalos de tu corazón,
más brillantes y sin dolor.

Coloreas con otro matiz el gris verdoso de mi vida.
Combinas distintos aromas que adornan el sucio aire del ambiente.
El sol no te alimenta más,
se apabulló ante tu luz.

MAÑANA

Imagino mi felicidad como un foco recién apagado
Con su luz borrosa y débil
Sola entre las sombras esperando a ser encendida.
Me divierto pensando que soy luz y estallo dentro de los
ojos de mil personas
Dejándolas ciegas y a tientas
¡Siendo dos mil ojos felices y a tientas!
Pero hoy no, hoy sólo soy dos ojos
Quizás sea dos mil mañana
Si, ya estallaré mañana.

Hansi Javier Rosales Hernández

Vuelves del sur

Como quien vuelve de la guerra
revuelves mis flancos
con tu imagen diáfana

Te postras lejana e infalible
desconoces las tierras frente tuyo
pisas mis trincheras sin saberlo
y tu presencia es un tanque de guerra

¿Quién eres, mujer sin rostro?
¿En qué playas reposan tus aguas?
¿Qué rapiñas despojaron
de tu piel al mundo?

Por Juan José Rosales Hernández

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