
Se sabe que una de esas mujeres
de mala nota se quedó en la población,
ésta era la famosa Daría la purera(2),
una mujer bellísima, de preciosos
atributos, con un carácter afable capaz
de atraer a cualquier hombre que la
tratara.
Se cuenta que una noche, poco
antes del toque de queda, cuando
ya todos los vecinos se encontraban
recogidos en sus hogares, entregados
al descanso por la fatiga cotidiana,
paseaba Daría con dos apuestos
caballeros por las orillas del pueblo,
por el arroyo que conduce al panteón
de Guadalupe, departían alegremente,
cuando estupefactos miraron que el
padre Tadeo se les acerca de manera
muy cautelosa.
- Buenas noches muchachos (dijo
el padre) de seguro como yo, van a la
casa de los muertos a hacerles oración.
Como nadie contestó su saludo, el
padre Don Tadeo continuó diciendo: En
el silencio de la noche es cuando más
agradecen las plegarias las ánimas,
porque es cuando menos se pide por
ellas, hay que sacrificar de tarde en
tarde nuestro cuerpo y pedir a Dios por
su eterno descanso.
- ¡Cómo se me fue a olvidar, ir a
comprar una vela de cera!, ¿Alguien de
ustedes quisiera hacerme el favor de ir
a comprarme una, antes de que cierren
la tienda?
-- Vamos los dos, dijeron al mismo
tiempo los hombres, y apartándose de
Daría, que se había quedado sola al
lado del sacerdote. Bien hijos míos y
como no es bien visto que
ande yo con una mujer a
estas horas, Daría se irá a
recoger a su casa ¿no es
así?.
Cuando aquellos
mancebos llegaron a
la tienda, cual sería su
sorpresa, encontraron en
ella a Daría, que a decir
del tendero ella ya tenía
media hora platicando allí
con él. Ellos, atónitos le
preguntaron a la mujer.
-- ¿Qué no ibas con
nosotros? La veían a ella y
seguían admirados todavía
más. Ella les contesto:
---Yo no he andado con
ustedes en esta noche,
Sin decir nada más,
los dos hombres salieron destapados
como tapón de sidra y rápidamente se
fueron a donde los esperaba el padre
Tadeo. Al verlos llegar les preguntó por
qué traían esa cara de espanto.
-- Es que, dijo uno de ellos, hemos
visto a Daría en la tienda, muy quitada
de la pena y nos ha asegurado que ella
tenía allí más de media hora platicando
con el tendero.
Sin inmutarse el padre Tadeo les
dijo que aquella mujer que los había
acompañado, no era Daría, sino el
mismo demonio en persona, pero que
él ya lo había mandado a su casa, al
infierno.
Confundidos aquellos hombres
confesaron sus pecados al brillo del
río y juraron no volver a esas andadas,
ofreciéndole a Dios llevar una vida
arreglada y pulcra.
Cuenta la tradición que Daría la
purera, habiéndose enterado de aquel
suceso, también fue a confesar sus
faltas al padre Tadeo y salió del pueblo
aquel mismo día, sin que nadie haya
vuelto a conocer su paradero. Aunque
algunas personas aseguran que se
retiró a la vida de un convento.
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(1) Soldadesca, palabra de origen
italiano, que en sus orígenes no
tenía significado despectivo. Hoy se
define al ejercicio, desempeño,
oficio o profesión del soldado,
perteneciente en la milicia. Grupo,
conjunto, muchedumbre o montón
de soldados que forma parte de
una tropa, legión o un solo ejército.
Escuadrón, hueste, pelotón, mesnada
o falange indisciplinada o la falta de
reglas militares.
(2) Purera de conciencia. 2. Una Fe
viva. 3. Una humilde confianza. 4. Una
ardiente Caridad.
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