Por: Cesar Sánchez Tudon
En 1938 el proyecto de Francisco Franco iba viento
en popa, acabar con la Republica en España e imponer
la dictadura.
La Guerra Civil, cobraba vidas de los dos bandos.
Los Falangistas, que eran los seguidores de Franco
disparaban contra todo aquel que tan solo resultara
sospechoso de pertenecer a la insurgencia, desataban
tiroteos a la menor provocación.
Franco había construido su enemigo público culpable
de todo, habría que eliminarlo y él se encumbraría
como el salvador de España (acto distinguido de todo
dictador). En este ambiente vivió García Lorca y el
no mas grande Miguel Hernández, grandes poetas
opositores a Franco por lo cual fueron muertos en
plena juventud.
Miguel al igual que Federico fueron hechos presos
y después pasados por las armas en la cárcel, Miguel
recibe una carta de su amada diciéndole que ella y
su hijo la pasan muy mal y que solo comen cebollas,
ahí el poeta de Rioja compone su poema “Nanas
de Cebolla”, poema que mucho después el gran
compositor y cantante Joan Manuel Serrat pondría
música al poema convirtiéndola en la canción numero
uno de la península.
Madrid estaba envuelto en mucha violencia, ahí vivía
Federico, tenía miedo y decidió trasladarse a Granada,
sus amigos le suplicaron que continuara viviendo en
Madrid donde estaría más seguro, no los escucho y
se fue a Granada, Federico le tenía mucho miedo al
sufrimiento y a la muerte.
Granada su tierra natal no escapo de la violencia,
fue un 20 de julio cuando los golpistas asumieron el
control de la ciudad, al frente de ellos iba un general
desalmado y violento, Queipo del Llano era su nombre,
y gustaba de sembrar terror y derramar sangre.
Aviones y artillería Falangista acabaron con la
defensa de Granada, la resistencia fue vencida. Más
de cinco mil ciudadanos fueron ejecutados por los
Franquistas, la represión fue dura.
La casa de García Lorca fue asaltada, Federico
huyo por la parte trasera y fue a esconderse a la casa
de un amigo que aunque era Falangista también era
poeta como él y le dio cobijo; Luis Rosales.
Días después lo encontraron, se lo llevaron y lo
fusilaron, tenía 38 años, hasta hoy no se precisa donde
estas sus restos, sus poemas, alertaban a la juventud
a defender a la Patria. Sus enemigos se mofaban de
su homosexualidad, versos ardientes circularon en
España, “eres traidor
Federico/ ¿o te llamas Federico?/si te pondré
Federica/por mariposo y marica”/tu no mereces vivir/
porque tú con tus palabras/más daño le haces a
España/ de lo que le hacen las balas.
¿Por qué lo mataron? ¿De qué lo acusaban?, por
lo que fuera su asesinato no es justificado y mientras
los historiadores buscan los motivos y se ponen de
acuerdo, solo llegan a la conclusión: a Federico García
Lorca los mataron por ser un poeta y la búsqueda de la
fosa continua, porque nunca ha sido hallada.
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