El conflicto diplomático entre México y Estados Unidos por
los terrenos de El Chamizal que fueron regresados al país fue
iniciado durante la estancia del presidente Benito Juárez en Paso
del Norte y se prolongaría por casi 100 años. La disputa se inició
luego de que entre 1852 y 1864 se presentaron lluvias torrenciales
en la región que provocaron inundaciones y que el cauce del Río
Bravo se desplazara lenta y gradualmente al sur.
Como resultado, la zona de 243 hectáreas conocida como
El Chamizal, quedó en la parte norte del río y de facto pasó a
jurisdicción de los Estados Unidos. Años atrás, al perder México la
guerra contra Estados Unidos de 1847 y con ello más de la mitad
de su territorio, en el Tratado de Guadalupe-Hidalgo –que puso
fin al conflicto bélico– se establecía que la frontera entre ambos
países, en particular con el estado de Texas, sería el Río Bravo.
La controversia entre ambos países por el Chamizal, concluyó
el 14 de enero de 1964 al entrar en vigor la Convención firmada
por los presidentes de México, Adolfo López Mateos, y el de
Estados Unidos, John F. Kennedy, pero no sería hasta el 28 de
octubre de 1967 cuando los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y
Lyndon B. Johnson se reunieron en Ciudad Juárez sobre la nueva
línea divisoria para efectuar la ceremonia de transferencia física
de ese territorio a los mexicanos.
México recibiría 333 hectáreas de territorio que serían
forestadas para convertirlas en el parque El Chamizal que hoy
disfrutan miles de fronterizos y que son nuevamente objeto de
polémica por el uso que pretende darle el Estado a una porción
de ese territorio histórico.
Benito Juárez reclama El Chamizal
Tal vez México no hubiera reclamado nada a los Estados
Unidos si el presidente Benito Juárez no hubiera llegado a El Paso
del Norte durante la intervención francesa, refiere el historiador
Martín González de la Vara en su libro dedicado a esta ciudad
denominado “Breve Historia de Ciudad Juárez y su región”.
Sin embargo, Juárez decidió reclamar los terrenos por la vía
diplomática y el secretario de Relaciones Exteriores, Sebastián
Lerdo de Tejada ordenó al embajador de México en Estados
Unidos iniciar las gestiones en Washington con ese fin.
El reclamo
fue ignorado por el gobierno estadounidense, pero Lerdo de
Tejada le daría continuidad cuando él mismo fue presidente de
México.
La base del litigio que inició el gobierno mexicano, se sustentó
en la afectación que sufrió Pedro Ignacio García y Del Barrio, cuya
propiedad formaba parte del polígono de 243 hectáreas.
Los tratados en vigor habían estipulado que el límite fluvial entre
las dos naciones sería siempre el que apareciera en los planos
levantados por la comisión designada para trazar dichos límites
sobre el terreno de conformidad con el Tratado de Paz, Amistad
y Límites de 1848. Sin embargo, existía incertidumbre acerca de
si el límite internacional, en este caso, era arcifinio (demarcado
por elementos naturales como ríos, costas, montañas, etc.) o
matemático, definido por rumbo y distancia, azimut, paralelos de
latitud, meridianos de longitud o en alguna otra forma de expresión
gráfica o numérica.
Se alegaba que si el límite era arcifinio, este sería el Río
Bravo cualquiera que fuera su posición, mientras que si fuera
matemático, sería el expresado gráficamente en los planos, sin
variación posible, criterio que afectó la propiedad de García y del
Barrio y otros mexicanos.
Este territorio se encontraba, a principios del siglo XX, al norte
del Río Bravo, es decir en su margen izquierda, pero estaba en la
margen derecha, o sur del río cuando fue trazada la línea Emory-
Salazar (frontera) y pertenecía a México física y jurídicamente al
entrar en vigor los tratados de 1848 y 1853 (tras la guerra), sobre
lo cual no hubo jamás la menor controversia, refiere la sección
mexicana de la CILA.
El nombre de El Chamizal es muy antiguo, pues aparece
en el antecedente documental histórico más remoto con que se
cuenta, o sea la solicitud de título que sobre la tierra así llamada
presentó el colono Ricardo Bruselas en junio de 1818 a las todavía
autoridades virreinales de la Nueva España.
En 1884 los dos
gobiernos firmaron una convención para resolver el caso donde
se concluyó que si el desplazamiento del río era por arcifinio, es
decir por el cauce natural, la frontera se movía con el río, pero si
era por avulsión o abandono del cauce original, la frontera sería
el lecho original.
Esa resolución dio elementos para que México continuara
el litigio el cual sería retomado por la sección mexicana de la
Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) creada en
1889.
Sin embargo, el comisionado estadounidense Anson Wills
no reconocería el motivo del movimiento del cauce y sostuvo que
estaba en el lecho natural.
Como no se llegó a ningún acuerdo, ambos países decidieron
poner la disputa en arbitraje y nombraron como árbitro al juez
de Canadá, Eugene Lafleur quien en 1911, falló a favor de dividir
los terrenos en disputa dándole a México más de la mitad de El
Chamizal, pero no estableció ninguna línea divisoria.
El río arrebata una herencia
Pedro Ignacio nació el 23 de octubre de 1847 en el Paso del
Norte, ocupado entonces por las fuerzas yanquis tras derrotar
a milicias mexicanas en la batalla de Temascalitos (diciembre de
1846), durante la guerra de México contra Estados Unidos. Sin
embargo, no sería hasta la edad adulta que tomaría conciencia de
ese conflicto bélico que le arrebató al país más de la mitad de su
territorio.
En 1866, a la edad de 19 años, su tío Antonio del Barrio le
entregó una fracción de terreno en la zona del Chamizal, cercana al
Río Bravo, por haberlo ordenado así su abuelo Lorenzo del Barrio,
en su testamento, y con el tiempo adquirió las tierras adyacentes
desarrollando actividades de cultivo.
Sin embargo, los cambios de curso en las aguas del río Bravo
provocaron que en 1868 sus terrenos quedaran al norte del lado
americano; en sus múltiples reclamos, realizó una petición a la
Sección Mexicana de la Comisión Internacional de Límites la cual
se había establecido desde 1889.
El escrito de reclamación para saber a qué Gobierno debería
pagar contribuciones y a cuál pertenecía el Derecho Inmanente, fue
firmado por don Pedro el 23 de enero de 1894, registrándose como
Caso No. 4 o del Chamizal. Los alegatos aparecen en la Memoria
Documentada del Juicio de Arbitraje del Chamizal, y establecen
que dicha reclamación no era del gobierno mexicano sino de un
ciudadano mexicano, un particular que demandaba saber a qué
gobierno pertenecía el derecho de su propiedad.
Don Pedro no llegó a ver el triunfo de su reclamación, pues
falleció en enero 19 de 1911.
En octubre de 1866 el terreno de El
Chamizal fue adquirido por herencia por Pedro Ignacio García y del
Barrio.
A su muerte pasó por herencia a ser propiedad de su viuda,
la señora Beatriz Azcarate de García y al fallecimiento de ésta en
1925 pasó a sus hijos, uno de los cuales, Raymundo S. García,
compró a sus hermanos el derechos de propiedad.
Finalmente la propiedad pasó a Pedro N. García hijo de don
Raymundo, todo mientras se llevaba a cabo un lento proceso
diplomático que vería por fin asomarse una solución hasta el 29 de
agosto de 1963 en el marco de la Guerra Fría, cuando el secretario
de Relaciones Exteriores de México, Manuel Tello y el embajador
de los Estados Unidos Thomas Mann firmaron en la ciudad de
México la Convención que establecía que la nueva línea divisoria
entre México y los Estados Unidos seguiría la línea media del nuevo
cauce del río, y que los terrenos que quedaran al sur de dicha línea
serían territorio de México, y que los terrenos que quedaran al norte
de dicha línea serían territorio de los Estados Unidos.
La devolución casi un siglo después
Una vez despejados los terrenos que pasarían a México y
limpiado el derecho de vía del nuevo cauce, se trazó oficialmente la
nueva línea divisoria.
El personal técnico de las dos secciones de la Comisión
Internacional efectuó una visita de estudio a la ciudad de Los
Ángeles, California, a fin de conocer el cauce revestido del río Los
Ángeles y el sistema de cauces de alivio de avenidas que el Cuerpo
de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos construyó y opera
en esa ciudad. El cauce del río Los Ángeles sirvió como modelo
para el diseño del cauce de El Chamizal. La demarcación de la
nueva línea divisoria internacional quedó formalmente consignada
en el Acta número 228 de la Comisión Internacional de Límites y
Aguas, de fecha 19 de octubre de 1967.
Después de la demarcación de la nueva línea divisoria y de la
transferencia formal de los terrenos, se procedió a la construcción
del nuevo cauce revestido de concreto y de los puentes sobre el
mismo, siguiendo el trazo aprobado en el acta respectiva. El 28 de
octubre de ese año los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Lyndon
B. Jonson se reunieron sobre la nueva línea divisoria para efectuar
la ceremonia de transferencia de dominio eminente de
los terrenos adjudicados a México en cumplimiento de un Laudo
emitido en 1911 a favor de los mexicanos y que hasta ese momento
sería respetado por Estados Unidos.
Junto con el territorio, fueron entregados los edificios donde
operó por años Recaudación de Rentas –hoy el Centro de Atención
Integral al Migrante–, incluyendo su escalera eléctrica y algunas
instalaciones que actualmente utilizan y son propiedad de la
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y de la Preparatoria de El
Chamizal.
Hace 6 años, en el Foro organizado por el Instituto Nacional
de Estudios Históricos de las Revoluciones en México, llamado “El
Chamizal, a 50 años del fin de la disputa” en el que participaron
la doctora Patricia Galeana, el doctor Jorge Castañeda Zavala
y el embajador Walter Astié Burgos, este último destacó el logro
obtenido.
Señaló que es importante para el país, porque “implica el tema
de sus fronteras, en particular la frontera norte, y es parte integral
de la política exterior mexicana”. El embajador recordó que López
Mateos supo aprovechar la coyuntura internacional, como hizo
Lázaro Cárdenas en su momento cuando decretó la expropiación
petrolera, “aprovechó, el contexto de la guerra fría y la revolución
cubana”, dijo.
Por su parte, Castañeda Zavala enfatizó que hubo un elemento
de mayor importancia en el conflicto de El Chamizal, tomando en
cuenta los antecedentes, “se trataba, señaló, de un problema de
principios, más que territorialidad, de la posibilidad de arreglar un
conflicto diplomático de manera pacífica”. Los juarenses habrían
de celebrar el acontecimiento con un desfile en el que participaron
carros alegóricos que representaban la devolución, así como
contingentes escolares y militares.
(Fuentes consultadas Martín González de la Vara en Breve
historia de Ciudad Juárez y su Región http://www2.uacj.mx/
cronologia/ recinto_/garciadelbarrio.htm http://www.sre.gob.mx/
cilanorte/ index.php/historia/52; http://www.inehrm.gob.mx
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