Cuando viajo rumbo al Mante (viniendo de Tampico),
a la altura de tres Marías y antes de llegar
a Manuel, veo a los lados del camino
una cantidad de “puestecitos” vendiendo
cebolla; cebolla blanca y albarrana (aquí
la conocemos como “morada”) cuando es
temporada, un costal te cuesta 50 ó 60
pesos.
La cebolla es indispensable en la
cocina mexicana e internacional, en
guisos, sopas y ensaladas. La cebolla
es originaria de Asia Central y es tan
antigua que aparece en los grabados
de las tumbas egipcios que data de más
de 3000 años (a.C.) era considerada
sagrada y la estimaban como símbolo de
la eternidad.
La cebolla, está comprobado
científicamente que es fuente importante
de cisteína, un aminoácido altamente antioxidante, la
cisteína protege al hígado, impide que determinadas
substancias lo dañen incluyendo ciertos medicamentos
contra la diabetes.
La cisteína contenida en la cebolla, protege al
intestino de toxinas, también elimina el moco denso de
las vías respiratorias, elimina los metales pesados de
la sangre, destruye los radicales libres y potencializa
al sistema inmunitario, si el olor de la cebolla se queda
en la boca y es molesto, fácil: toma un vaso de leche
caliente azucarada y te borrara todo rastro de cebolla
en el aliento, también se recomienda masticar perejil.
Un preparado de rodajas de 3 o 4 cebollas en un
litro de agua, cocidas durante 20 minutos, te quita las
manchas de las manos y además sirve como repelente
para las moscas. Si te molesta el olor a cebolla en tus
manos, lávate con vinagre y desaparecerá.
La cebolla también contiene cantidades importantes
de Quercetina, el ajo, también lo contiene, por eso, se
afirma que juntos la cebolla y el ajo hacen un potente
agente anticancerígeno, una medicina hecha de
cebolla destilada y jugo de ajo, puede ganar la guerra
contra el cáncer y lo que es mejor, este tratamiento
totalmente natural, no tiene efectos colaterales. Se ha
comprobado que en China, la gente consume cebolla
y ajos en altas cantidades y tienen 20 veces menos
riesgo de contraer algún tipo de cáncer.
Hipócrates, considerado “Padre de la Medicina”
decía que, una cebolla cruda y en ayunas era buena
para la vista.
Los comedores de cebolla, difícilmente padecen
de presión alta.
Muchos conocen el remedio para controlar un
ataque epiléptico, se le pone un trozo de cebolla al
enfermo y cesa la convulsión.
Volvemos con Hipócrates, quien para cerciorarse
que una mujer era fértil, colocaba una pequeña
cebolla en la vagina, y si al otro día, la boca le olía
a cebolla entonces declaraba que si podía concebir,
que estaba sana y sus conductos vitales abiertos
(esto me lo conto, el Dr. Ginecólogo Carlos Rangel).
La cebolla, dentro de sus varios componentes
contiene un ingrediente llamado oxido de propanocial,
cuando se corta este se libera e irrita los ojos,
haciendo llorar , si va a picar cebolla y no quiere llorar,
póngala antes unas 2 horas en agua y así evitará que
el propanocial le irrite la conjuntiva.
Es tan apreciada que hasta en nuestro léxico se
ha introducido así, al cuchillo con que se parte, le
llamamos “cuchillo cebollero” y si se trata de educar
a un político al artículo le decimos “cebollazo”, ahora
para señalar a un viejillo enamorado decimos, “viejo
cebollón, rabo verde”, haciendo alusión a la cebolla.
Así que acuérdese cuando pase por estación
Cuauhtémoc, después de Manuel, ahí la cebolla es
barata.
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