sábado, agosto 08, 2020

La ‘mulata’ de Capilla de Guadalupe

Por Monserrat Guadalupe Gutiérrez González
2° Semestre de Lic. en Contaduría Pública

Cuentan que hace muchos años, en las afueras de Capilla de Guadalupe, en una pequeña casa, vivió una mujer misteriosa de nombre desconocido, ya que vivía aislada del trato social y no se conoció su procedencia. 
Se dice que era huraña porque su belleza era tanta que cuando salía de su hogar, era víctima de habladurías. Se le conocía también porque usaba hierbas que ella misma cultivaba para hacer curaciones maravillosas y por predecir sucesos naturales, como temblores y hasta por conjurar tormentas. 
La mujer era de tez blanca, con el cabello tan negro como la noche siempre trenzado a su espalda, con ojos tan verdes como las hojas, delgada y siempre con vestidos tan largos que no dejaban ver más que su cabeza y muñecas. 
Eran muy pocas las veces que se le veía en el pueblo, ya que sólo salía por sus encargos necesario, no hablaba con nadie, nunca se le veía acompañada masque por una linda ave, pero cuando se le veía en su jardín, cantaba una canción y siempre la misma. 
La fama que le precedía empezó a inquietar a los habitantes de Capilla, quienes la empezaron a tachar de bruja. Todos parecían obsesionados con ella, era fascinante para muchos y aterradora para otros. Empezaron a llamarla “Cali” que significa reina de los demonios, un hombre ya de edad avanzada, fascinado por su belleza, le confesó su eterno amor y le ofreció hasta “las perlas de la virgen”, con tal de que ella estuviera con él, pero la mujer no accedió. 
El hombre que se hacía llamar Don Martín, despechado y desairado, la acusó de haberlo hecho tomar un brebaje para que perdiera la razón. Cali fue tomada a la fuerza por el pueblo para llevarla a la Fortaleza de San Juan, donde fue juzgada y castigada a morir quemada en leña, frente a todo el pueblo. Ella no se resistió, pues ya tenía un plan. 
Cali, mientras esperaba su castigo, por su belleza y encanto, convenció al guardia para que le regalara un gis. Él no pudo resistir y se lo consiguió. La mujer empezó a dibujar en las paredes de su celda un barco con las velas desplegadas que se mecía sobre las olas del mar. 
Era una obra de arte que dejaba perplejo a cualquiera. Fue entonces cuando la mujer preguntó: ¿Qué le hace falta al barco? A lo que el carcelero contestó, andar... En eso ella le dijo: Pues mira cómo anda...la mujer dio un salto y se subió al barco, despidiéndose del hombre que la resguardaba, quien veía lo que sucedía asombrado y el barco se perdió en el horizonte que ella dibujó. 
Se dice que fue la última vez que se le vio, pero años después, don Martin salió un fin de semana con su familia, el hombre era amante de la pesca, así que decidió irse a la presa más cercana, se alejó de su familia al ver a un crustáceo y jamás se volvió a ver, unos dicen que fue Cali quien volvió para vengarse de aquel hombre porque la acusó injustamente y otros aseguran que se ahogó, llevándose su cadáver hasta lo más profundo. 
Aún hay gente que cree ver a la mulata actualmente, esperando al otro lado de la presa, las personas se preguntan ¿Quién será el valiente que la cruce para al menos saber su verdadero nombre? 
Mis abuelos contaron esta historia a todos los nietos y como todos nuestros antepasados, se cree que justo donde está la mulata hay muchas riquezas o incluso algún secreto inimaginable, pero nadie se atreve ya que el valiente corre el riesgo de morir ahogado. 
Tal vez la mulata sea el crustáceo marino, decápodo de color pardo oscuro, caparazón liso, ojos separados y patas peludas, que vive en los huecos de las rocas, de aguas poco profundas e incluso en charcas… 
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NOTA. Hay quienes ven a la leyenda como resultado de hechos reales, a los que se agregan interpretaciones de enseñanzas válidas y hacen que la historia resulte más interesante. Pueden existir muchas versiones ligeramente diferentes de una misma leyenda porque su transmisión inicial ha sido oral.

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