Por Monserrat Guadalupe Gutiérrez González
2° Semestre de Lic. en Contaduría Pública
Cuentan que hace muchos años, en las afueras de
Capilla de Guadalupe, en una pequeña casa, vivió una
mujer misteriosa de nombre desconocido, ya que
vivía aislada del trato social y no se conoció su
procedencia.
Se dice que era huraña porque su belleza era
tanta que cuando salía de su hogar, era víctima
de habladurías. Se le conocía también porque
usaba hierbas que ella misma cultivaba para hacer
curaciones maravillosas y por predecir sucesos
naturales, como temblores y hasta por conjurar
tormentas.
La mujer era de tez blanca, con el cabello
tan negro como la noche siempre trenzado a su
espalda, con ojos tan verdes como las hojas,
delgada y siempre con vestidos tan largos que no
dejaban ver más que su cabeza y muñecas.
Eran muy pocas las veces que se le veía en
el pueblo, ya que sólo salía por sus encargos
necesario, no hablaba con nadie, nunca se le
veía acompañada masque por una linda ave, pero
cuando se le veía en su jardín, cantaba una canción
y siempre la misma.
La fama que le precedía empezó a inquietar a
los habitantes de Capilla, quienes la empezaron a tachar de
bruja. Todos parecían obsesionados con ella, era fascinante
para muchos y aterradora para otros. Empezaron a llamarla
“Cali” que significa reina de los demonios, un hombre ya de
edad avanzada, fascinado por su belleza, le confesó su eterno
amor y le ofreció hasta “las perlas de la virgen”, con tal de que
ella estuviera con él, pero la mujer no accedió.
El hombre que se hacía llamar Don Martín, despechado y
desairado, la acusó de haberlo hecho tomar un brebaje para
que perdiera la razón. Cali fue tomada a la fuerza por el pueblo
para llevarla a la Fortaleza de San Juan, donde fue juzgada
y castigada a morir quemada en leña, frente a todo el pueblo.
Ella no se resistió, pues ya tenía un plan.
Cali, mientras esperaba su castigo, por su belleza y
encanto, convenció al guardia para que le regalara un gis. Él
no pudo resistir y se lo consiguió. La mujer empezó a dibujar
en las paredes de su celda un barco con las velas desplegadas
que se mecía sobre las olas del mar.
Era una obra de arte que dejaba perplejo a cualquiera.
Fue entonces cuando la mujer preguntó: ¿Qué le hace falta al
barco? A lo que el carcelero contestó, andar... En eso ella le
dijo: Pues mira cómo anda...la mujer dio un salto y se subió al
barco, despidiéndose del hombre que la resguardaba, quien
veía lo que sucedía asombrado y el barco se perdió en el
horizonte que ella dibujó.
Se dice que fue la última vez que se le vio, pero años
después, don Martin salió un fin de semana con su familia,
el hombre era amante de la pesca, así que decidió irse a la
presa más cercana, se alejó de su familia al ver a un crustáceo
y jamás se volvió a ver, unos dicen que fue Cali quien volvió
para vengarse de aquel hombre porque la acusó injustamente
y otros aseguran que se ahogó, llevándose su cadáver hasta
lo más profundo.
Aún hay gente que cree ver a la mulata actualmente,
esperando al otro lado de la presa, las personas se preguntan
¿Quién será el valiente que la cruce para al menos saber su
verdadero nombre?
Mis abuelos contaron esta historia a todos los nietos y
como todos nuestros antepasados, se cree que justo donde
está la mulata hay muchas riquezas o incluso algún secreto
inimaginable, pero nadie se atreve ya que el valiente corre el
riesgo de morir ahogado.
Tal vez la mulata sea el crustáceo marino, decápodo de
color pardo oscuro, caparazón liso, ojos separados y patas
peludas, que vive en los huecos de las rocas, de aguas poco
profundas e incluso en charcas…
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NOTA. Hay quienes ven a la leyenda como resultado
de hechos reales, a los que se agregan interpretaciones
de enseñanzas válidas y hacen que la historia resulte más
interesante. Pueden existir muchas versiones ligeramente
diferentes de una misma leyenda porque su transmisión inicial
ha sido oral.
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