Por Verónica Mayorga Alderete
La puntualidad es una manera de respetar a los demás y
un deber de toda persona bien educada.
Dicen que la puntualidad es: cortesía de reyes, deber
de caballeros, hábito de gente de valor y costumbre de las
personas bien educadas. La puntualidad es una virtud que
cada vez menos personas ponen en práctica.
Se puede afirmar que la puntualidad se ha devaluado.
Incluso, se mitifica y se crean leyendas urbanas sobre lo
‘chic’ o elegante que es llegar tarde a un lugar.
¡Qué pena!
Hacer de la impuntualidad una virtud.
¡Qué gran error!
El impuntual está “robando” el tiempo de los demás.
Hacer a alguien esperar, es tirar por la borda su tiempo.
Además, la impuntualidad de unos afecta a los demás.
La puntualidad, no solo se da en la llegada, sino en la
partida.
Cuando tiene un viaje proyectado, es de personas bien
educadas partir según los planes establecidos previamente.
Una impuntualidad en la hora de salida, puede acarrear
problemas importantes, como no llegar a tiempo a tomar
un vuelo, no llegar a una reunión o perder la firma de un
importante contrato o documento.
La puntualidad debe ser rigurosa en todos los actos de
su vida diaria. Y
Si ve que no puede llegar a tiempo, es correcto avisar, por
el medio que sea más rápido.
Recuerde que la impuntualidad
es una falta de educación y de respeto.
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