-Estimado pinche o galopín de cocina, o si
prefiere otro término, señor mesero; ¿Pudiera
y quisiera hacerme el favor de obsequiarme
con un recipiente cilíndrico, vítreo y cristalino,
repleto del extracto de la glándula mamaria de
la consorte del toro?
- Ah jijos. Y eso ¿qué es?
-Pues un vaso con leche.
-¿No m…ás eso va a desayunar el señor?
Tantas palabras para solicitar un simple
vaso con leche. Ya imagino como pediría una
pieza de pan.
-Ahora para complementar mi alimento
matutino, pues estoy a dieta, solo solicitaré de
usted una pieza cuyo origen son los innumerables
granos de trigo sometidos a un proceso de molido
y separación de elementos que derivan en un
producto denominado harina y que nuestros
artesanos de la rama alimenticia transforman mediante
la añadidura de otros ingredientes nutritivos como el
huevo y la leche y dándole un tratamiento de batido,
reposo y cocimiento adecuados, deriva en un alimento
muy rico en vitaminas, minerales y proteínas y de un
sabor exquisito, que lo convierten en la pareja ideal
para acompañar en la ingestión, al líquido solicitado
con anterioridad.
-Vóitelas. Y ahora, ¿qué me pidió?
-Pues una pieza de pan.
-Ah!. Pos ya está. Pa´ que tanto brinco estando el
suelo tan parejo.
- Y si no representa molestia alguna para usted,
agradecería que inmediatamente después de que se
digne poner a mi alcance los alimentos referidos para
ser degustados por este su servidor, me informase de
la remuneración económica que deberé desembolsar
para cubrir los costos con sus respectivas utilidades,
además de una merecida recompensa pecuniaria, bien
merecida por sus excelentes servicios.
Válgame, tanta vuelta para pedir un vaso de leche,
un pan y la cuenta respectiva.
Sí que a algunas personas nos gusta dar rodeos o
adornarnos al utilizar el lenguaje. Se habla mucho y se
dice poco y con frecuencia no se entiende nada de lo que se quiere decir.
No es crítica, pero qué difícil es en ocasiones,
poder decir las cosas de una manera sencilla. Como
decían mis mayores cuando yo era mucho más joven
de lo que soy ahora; hablar claro, breve y sustancioso.
La pretensión de esta ocurrencia es brindar un
merecidísimo homenaje a nuestro querido comediante
de toda la vida y que perdura por su obra en nuestra
memoria; CANTINFLAS.
Es gratificante que una persona y su estilo de
comunicación, hayan conseguido que la Real Academia
Española de la Lengua, integrase un verbo más a
nuestro ya de por sí riquísimo y romántico idioma.
Cantinflear es conocido de todos y conocemos su
significado: hablar mucho y decir poco.
No sé ni juzgo si hablar mucho sea bueno o malo.
Lo que sí sé es que casi siempre el hablar mucho le da
sabor a la conversación y más si ésta es enriquecida
con la pimienta del léxico tan utilizado en México y que
parece indispensable en cualquier diálogo entre amigos.
Espero no haberle dado muchas vueltas al asunto;
lo que diré brevemente pero con énfasis y cariño es que
DIOS BENDIGA A CANTINFLAS.
Muchas Gracias.
Gonzalo “Chalo” de la Torre Hernández
Jalostotitlán, Jal. A 4 de Marzo de 2010
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