Pues aquel día no quiso salir el sol… se le pegaron las
cobijas.
Los gallos y los pajaritos se asomaron a ver qué pasaba,
porque no sabían si empezar a cantar o todavía no… pero
no, no estaba el sol.
¿A quien se lo curre?
El sol debería estar saliendo ya, debería estar asomando
sus manitas por entre las greñas de los arboles, por entre las
puntas de los cerros, por entre las lomas; pero no, nomás se
puso sus moños y no salió.
¡Habrase visto, semejante desfachatez!
Y el cerro que lo quería presumir y el cerro que quería
contarles a todos los demás cerros que el sol, sólo salía por
su rumbo, que era de su propiedad, que sólo salía por su
lado, que lo tenía controlado y que lo podía dejar salir cuando
quisiera… pero no, el sol no salió.
¿Y ahora qué vamos hacer?
¿Qué vamos a hacer ahora que el sol no quiso salir?
¿Con quién nos quejamos?
¿Habrá algún sindicato de soles o una oficina donde ir a
poner la queja?
Porque la cosa no se puede quedar nomas así.
¡Habrá
qué hacer algo!
¡Y Urge!
Al oir tanta algarabía y veriguatas, el sol por fin dio
muestras de vida…
…que se estira y se asoma el muy desvergonzado.
Se levantó tímido, disminuido, como con frío, como sin
animarse a volver a la vida completamente.
Que se asoma todo despeinado y bostezando… y con
una cara como de que había tenido una tremenda parranda
toda la noche.
¡Vayan ustedes a saber por dónde y con quién se andubo
paseando el muy sinverguenza y parrandero!
¡Qué ejemplo para los niños Dios mío!
¿En qué iremos a parar?
Ya no se puede atener uno a nada.
…
Y este que se levanta con aquellas calmas…
No se le veían ganas de levantarse. Como si hubiera
querido quedarse dormido otros cinco minutitos, otro ratito
nomás.
¡Habrase visto!
Y tantas cosas que tiene que hacer el mundo, tantos
trabajos qué iniciar… y este con sus calmas.
Ah pero eso sí…ya muy en su lugar… una vez que hubo
despertado… después del primer bostezo… se levantó con
mucha energía, como si quisiera reparar su mal, y empezó a
calentar bien fuerte, que pronto todos tuvieron que ponerse
un sombrero y los gallos aprovecharon y cantaron todas las
canciones que se habían estado guardando desde tamprano
y los pajaritos también se desquitaron y cantaron cada vez
más fuerte para aprovechar la ocasión y acabar de despertar
al mundo.
¡Las cosas que ve uno en estos tiempos!
¡Yo no sé dónde iremos a parar!
Javier Contreras
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