domingo, septiembre 12, 2021

En ¨Mogote de los Sauces¨comunidad de Arandas:

Persiguiendo luciérnagas

Por Luis Ángel Hernández Hernández 
Licenciatura en Contaduría, 
2º semestre

El Portón de las leyendas 
Las narrativas que se publican en esta sección, son productos de aprendizaje del curso-taller “Expresión Oral y Escrita”, impartido por el Mtro. Pablo Huerta Gaytán. Fueron redactados por alumnos del primer semestre (ciclo 2017-B) de la Licenciatura en Negocios Internacionales, del Centro Universitario de Los Altos, de la Universidad de Guadalajara.

Se narra la historia de una familia de la comunidad del ¨Mogote de los Sauces¨ municipio de Arandas Jalisco. Toda la región de Los Altos de Jalisco se ha caracterizado por ser tierra de fe, tanta que anteriormente, en la guerra cristera muchas personas dieron su vida por su fe, de ahí el dicho “tierra roja, manchada por la sangre de los cristeros”. Lo que en un momento fue un lugar tranquilo, lleno de tradiciones, personas dedicadas al campo y de una clase social humilde, cambió con la llamada “guerra cristera”, en esta comunidad de aproximadamente 300 personas sucedió un acontecimiento allá por el año de 1917, que marcó la vida de todos los habitantes del lugar. 
 Una familia formada por, el papá Juan Orozco, la mamá María Contreras, una de sus hijas Marta de 15 años y el pequeño Juan Jr. de 6 años o Juanito como la mayor parte de su familia lo llamaban: Esta familia fue una de las tantas que intervinieron en esta guerra, Juan, armado participaba en esta guerra, María y Marta, preparaban la comida, distribuían armas y municiones a los hombres que defendían su religión. Vivían en una pequeña casa de adobe, era una familia humilde con muchas carencias como la mayoría de esa época. María, Marta y el pequeño Juanito llenos de temor y angustia caminaban hasta la ciudad, para llevar provisiones y municiones a sus familiares que estaban en guerra. 
Una noche llena de muchos vientos el pequeño Juanito salió a jugar, le gustaba como el viento tocaba su rostro, mientras él perseguía a las luciérnagas por todo el rancho, cuando de pronto vieron llegar un grupo de soldados a su comunidad, los soldados comenzaron a revisar casa por casa y a asesinar personas que en ellas se encontraban, la familia al escuchar los primeros disparos salieron corriendo a esconderse, la sorpresa fue que Juanito no estaba con ellos. 
 El papá salió al sembradío junto con su hija y su esposa, toda la familia corría con miedo y desesperación, miedo por lo que estaba pasando y desesperación por no encontrar al pequeño Juanito, quien estaba siguiendo a las luciérnagas cada vez más lejos de su casa, él no se daba cuenta de lo que estaba pasando así que siguió su rumbo. Tiempo después Juanito se dio cuenta que estaba muy lejos y decide regresar para dormir, conforme se acercaba más ruido escuchaba, lo que al principio él pensaba que eran cohetes pero resultaron ser disparos de los federales. 
Caminaba y caminaba pasando por las casas, veía tiradas a las personas que eran sus vecinos, amigos y familiares, preguntándose qué era lo que había sucedido, llegó a su casa buscando a sus padres y su hermana, pero no estaba nadie, se sentó en el suelo, esperando que por alguna razón sus papás llegaran, para ponerse a rezar como comúnmente lo hacían, pero nunca llegaron, los que si llegaron fueron dos federales, estaban haciendo la última revisión de la zona y se encontraron al pequeño Juanito. 
Los soldados al ver el pequeño rostro del niño, se voltearon a ver uno al otro y dijeron qué hacemos con él, a lo que contestó uno de ellos “son órdenes de Vallejo”, el capitán que les dio la orden de atacar, tomaron al niño, lo sacaron de su casa, el pequeño Juanito no sabía qué estaba pasando, aunque por dentro sabía que no era nada bueno. Postrado de rodillas de cara a su pequeña casa y estando de espalda a los soldados dijo “Viva cristo rey y santa María de Guadalupe” recibiendo así el primer y único disparo, haciéndolo caer frente a su hogar. 
Luego de esto los federales se marcharon y los pocos que se salvaron volvieron a sus casas, encontrando todo desecho, sus papás con la esperanza de ver a Juanito vivo llegaron a su casa y lo vieron ahí, pero no el cuerpo de Juanito muerto, sino el espíritu del pequeño niño el cual esperaba la llegada de sus padres, al verlos llegar el pequeño saludó con su mano derecha y desapareció. 
Su familia se dio cuenta que ya no estaría con ellos pero él estaría más cerca de lo que ellos pensaban, su espíritu aún se escucha siguiendo las luciérnagas y esperando en su casa de adobe la llegada de personas para seguirlas juntos. 
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NOTA. Hay quienes ven a la leyenda como resultado de hechos reales, a los que se agregan interpretaciones de enseñanzas válidas y hacen que la historia resulte más interesante. Pueden existir muchas versiones ligeramente diferentes de una misma leyenda porque su transmisión desde su origen ha sido oral. 

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