El abuso sexual contra las mujeres fue castigado en
tiempos prehispánicos comiéndose al violador; así nació el
zacahuil, platillo emblemático de la cultura Huasteca que
ha cruzado fronteras conquistando paladares. Orgullo de la
gastronomía mexicana, el también llamado tamal gigante
encierra una historia que pocos conocen, la justicia tomada
por la propia mano de las víctimas.
Según los relatos de la época prehispánica, transmitidos
por cronistas, en 1468 había un hombre de edad avanzada
que era enviado por Moctezuma a recaudar el tributo entre los
pueblos subyugados, pero aprovechando su poder mancilló a
jóvenes vírgenes. La impunidad que rodea al violador terminó
cuando los mexicas fueron derrotados por los tarascos y al
enterarse el pueblo huasteco hacen prisionero al mayordomo
de Tenochtitlan para ejecutar su venganza.
Los huastecos, llenos de odio por el agravio a sus mujeres
y buscando lavar la ofensa, deciden matarlo y desollarlo para
finalmente usar su carne en un enorme tamal ceremonial que
fue comido por las víctimas. Para este proceso envolvieron
el cuerpo con masa martajada y enchilada, la cual molieron
en metate, cubriéndolo después con hojas de la planta de
plátano y papatla, después lo metieron en un hoyo enorme
en la tierra donde lo llenaron de piedras y lo cubrieron con
brasas, cuenta el cronista de Pánuco Veracruz, Luis Enrique
Pérez.
Cuando calcularon que el tamal estaba bien cocido lo
sacaron y repartieron porciones entre las mujeres que habían
sido ultrajadas por el recaudador, quienes gritaban jubilosas
“tlanque cualantli”, que significa en huasteco “se acabó el problema”. El sacrificio se repetiría con sus prisioneros de
guerra, convirtiéndose en una tradición de los huastecos
hasta la llegada de los frailes españoles que, horrorizados
por este acto de canibalismo, pidieron a los pobladores
cambiar la carne humana por la de animales. El platillo se
empezó a elaborar entonces con cerdo, res, pollo y hasta con
guajolote, y le fueron agregando una serie de condimentos
que combinados convirtieron al zacahuil en una comida
irresistible al paladar.
Así nace el tamal rodeado de misticismo que se volvió
indispensable entre las familias huastecas. Lo mismo estaba
presente en momentos de alegría que en desgracias.
No había festejo sin él como tampoco en la despedida de
un ser querido. A la fecha, se sirve en bautizos, primeras
comuniones, quinceañeras, bodas, cumpleaños, velorios y
novenarios, pero tampoco puede faltar en celebraciones de
tradición como las fiestas patronales, día de la madre y se
ha colado incluso en eventos políticos. Un platillo con sangre
huasteca...
Al paso del tiempo, los condimentos se hicieron
indispensables en la preparación del zacahuil, cuya presencia
cubrió las huastecas veracruzana, hidalguense, potosina
y sedujo también a la tamaulipeca, comenta el cronista
tampiqueño, Josué Iván Picazo. Menciona que, aunque
originalmente el platillo no nace para ser comercializado sino
para simbolizar una venganza y posteriormente la comunión
de los pueblos, el zacahuil se convirtió en parte importante de
la economía de la región norte de Veracruz y su llegada al sur
de Tamaulipas fue vista con beneplácito.
Frases para calmar tus nervios
1. “Relájate, nadie tiene el control de nada.”
2. “Tranquiliza tu mente y dejarás hablar a tu alma.”
3. ” Tú eres el cielo, todo lo demás es sólo el clima.”
4. “Nada ni nadie puede dañarte más que tus propios
pensamientos.”
5. “No apresures nada. Cuando sea el momento correcto,
sucederá…”
6. “El éxito no es la llave de la felicidad, la felicidad es la
llave del éxito. Si amas lo que haces, serás exitoso.”
7. “El secreto de la existencia está en no tener miedo.”
8. ” El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.”
9. ” Cada mañana nacemos de nuevo. Lo que hagamos
hoy es lo que importa.”
10. “No hay ningún camino que te lleve a la felicidad, el
camino es la felicidad.”
Atte. tú hermano Dr. Miguel Ángel Cortés Martínez,
desde el Spa Natural Home
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