domingo, noviembre 07, 2021

Los muertos ya no quieren regresar

 Por: Miguel Ángel Quintana Salazar 

“¿Cómo sabes si la tierra no es más que el infierno de otro planeta?” 
Aldous Huxley 
Muchas veces dudamos de la existencia de la llamada “otra vida” porque no sabemos de alguien que haya regresado a platicarnos como es la otra vida, pero alguna vez nos hemos preguntado si a ellos ¿les interesa venir? Todo parece indicar que no quieren regresar, pensemos en las cosas negativas que desaparecen como son; el dolor, sufrimiento, angustia, ascos inseguridad, violencia intrafamiliar o social, drogas, alcohol, infidelidad, pleitos, traiciones, rencores, envidias, etc. Como volver a pasar por todas estas experiencias, no suena nada atractivo para volverlas a repetir. 
O pensemos un poco en las enfermedades, ¿Cuál de ellas es atractiva para volver a sentir sus padecimientos y estragos finales? Tome un curso con oncólogos en la ciudad de Puebla, y comentaban que los niños estaban ansiosos por ir al cielo, lo veían, no les preocupaba la muerte, sabían que era un paso necesario, y deseaban ya no despertar cada mañana, porque era regresar a su realidad de dolor, y sabiendo que existe un dolor donde ya no van a sufrir, les urge morir, uno de los niños quería saber si la nieve era azul, antes de partir, y murió mientras lo transportaban a otra ciudad en la carretera en medio de una nevada, era más importante saber el color de la nieve, que la existencia de algún dios. 
¿Qué hay del otro lado del túnel de luz? ¿si no hay cielo, entonces que hay? ¿Por qué o quieren regresar? Muchos hemos tenido algún tipo de experiencia donde hemos convivido con los que ya se fueron, mi padre después de muerto, me hablo y me dijo “hijo te voy a tapar porque hace frio” y amanecí tapado, cosa que no hago ni en invierno, pero sentía mucha paz, por el gesto del viejo, cuando desperté me cayó el veinte, “pero si está muerto” pero seguía en su casa cuidándonos, solo les puedo asegurar que ya se fue, por fin termino de despedirse pero mientras le recordemos su energía sigue estando presente. 
Tal parece que al ir avanzado a través del túnel es para que nuestra energía vaya transmutando para poder entrar en la dimensión que ya no tiene regreso, los aztecas una cultura muy avanzada, enviaban un perro junto con su difunto, para que este lo guiara en el camino y pudiera encontrar pronto su lugar de descanso, tal conocemos muchas historias donde los que se van deben promesas que hicieron y vienen a pedir que por favor, se cumpla lo que prometieron para poder descansar o pagar el pecio por aquello que prometieron y no cumplieron, después de la manda, el rosario, las misas y u otra promesa, el muertito ya no regresa. 
¿Por qué cundo platicas en los sueños con un familiar u amigo, la conexión se pierde en cuanto preguntas, por la existencia de un dios u paraíso? 
Hay otro aspecto importante, hay sueños de los cuales ya no queremos despertar porque lo que nos está sucediendo en la vida real u ordinaria nunca nos pasara, pero en nuestro sueño es una realidad. 

¿Cómo recibiríamos a un familiar que ya se fue, si pudiera regresar? Les platico una experiencia que vivimos los que nos hemos ido de la casa paterna para estudiar en otra ciudad, el primer año nos cuidan nuestro lugar y nuestras cosas que dejamos están seguras, y nos esperan con ansia en vacaciones, pero pasa el tiempo, y ya no tenemos lugar, cuando regresamos nuestros padres le batallan para darnos un lugar para acomodarnos, ¿y nuestras cosas? Por arte de magia desaparecen, no sé cómo, pero desaparecen, y como ya no participas en las fiestas o celebraciones familiares, pues tu recuerdo va desapareciendo, y llega el momento en que no hay lugar para ti, porque el que se fue que se vaya. 
 “Ya te lloré, así que regrésate a tu tumba”, ya no hay lugar ni siquiera sentimientos para recibir a los que ya se fueron, y si te vuelves a morir, esta bien ya estabas muerto así que ya no hay lagrimas para ti, y como ya sabes que sucede y conoces el camino, Dios te bendiga y no regreses nunca. 
¿Es posible declarar muerta a una persona viva? 
A lo largo de la historia la forma de diagnosticar la muerte de una persona ha sufrido variaciones. Durante siglos se aceptó que la ausencia de respiraciones, de pulso, de latidos y de reacción a estímulos eran signos inequívocos de fallecimiento. Sin embargo, esos criterios no siempre eran determinados por un médico cualificado y podía existir cierta desconfianza en el diagnóstico. 
Bajo esas circunstancias, y en aras de evitar el error de dar sepultura a alguien dado por muerto por error, nace la tradición del velatorio, cuya duración varía, según las culturas, entre uno y tres días. De hecho, en México, hasta el año 2011 era necesario esperar 24 horas antes de proceder al enterramiento de un cuerpo. Actualmente, la ciencia y la tecnología están suficientemente avanzadas como para no cometer errores de esa naturaleza. Aunque a veces, la prensa de hace eco de sucesos casi inverosímiles de “resucitaciones”. 
¿Es posible que una persona declarada muerta “resucite”? 
Cabría pensar que tal afirmación corresponde al mundo de la leyenda o del cine. Pero cuando durante la última década se ha realizado esta pregunta a una muestra de profesionales sanitarios, el 45% de los médicos de emergencias de Francia, el 37% de los intensivistas canadienses y el 37% de los holandeses respondieron que, durante su carrera, al menos habían sido testigos de un caso de autorresucitación de un paciente en ausencia de maniobras de reanimación cardiopulmonar. 
De forma paralela, la literatura científica alberga casos documentados de pacientes que recuperaron las constantes vitales una vez cesadas las maniobras de reanimación cardiopulmonar o en ausencia de ellas. Un extraño suceso denominado “fenómeno de Lázaro”, en alusión al conocido pasaje bíblico. 
Desde 1984, se tiene constancia de que el fenómeno de Lázaro ha afectado, al menos, a 63 pacientes clínicamente muertos, tanto en edad adulta como pediátrica. El tiempo desde el cese de las maniobras de reanimación hasta la recuperación espontánea de los signos vitales ha variado en un rango de pocos segundos hasta tres horas y media. El 35% de “los resucitados” sobrevivió hasta el alta del hospital y, en la mayor parte de las ocasiones, sin secuelas neurológicas. 
No obstante, y a la vista de la elevada proporción de clínicos que, en privado, afirman haber presenciado una resucitación y la modesta descripción de casos en revistas especializadas, parece existir cierta infradocumentación de “fenómenos de Lázaro”. Esta escasez de información puede ser debida a temores de los clínicos frente a consecuencias médico-legales, de descrédito profesional o incluso por la incredulidad del personal asistencial ante sus observaciones. A diferencia de la literatura biomédica, los textos periodísticos se hacen regularmente eco de noticias que relatan hechos compatibles con el fenómeno de Lázaro. 
Se ha fantaseado mucho con la posibilidad de volver de la muerte, pero muy poco se ha dicho sobre los problemas que eso traería aparejado. Problemas que de hecho sufren muchas veces quienes, tras una larga ausencia, vuelven a casa. 
 Volver de la muerte es, desde tiempos inmemoriales, una de las mayores fantasías de los seres humanos. Lo fabularon los mitos, lo prometen las religiones, lo imaginan los poetas. Mucho menos se ha hablado, sin embargo, de los eventuales problemas que plantearía el retorno desde el más allá. Problemas de índole jurídica, fisiológica, ética y moral. Créanlo diseñaríamos cárceles para aquellos que se les ocurriera volver a la vida, porque tendrían información confidencial que no estaría permitida. 
 Tendríamos otro gran problema, el que se fue querrá rencontrarse con el “amor de su vida”, pero su espacio estará ocupado, ¿Qué procede? ¿no que el amor es eterno? Pues tal parece que no es así, más bien diría es efímero y presente, si no se fomenta simplemente desaparece, porque para el amor no hay pasado ni futuro, solo un presente constante, no puedes amar a dos personas al mismo tiempo, o tal vez puedes amara a muchas al mismo tiempo, y al final ni siquiera te amas a ti, y solo creas un vacío en tu alma que nunca llenarás, pero si el amor esta presente en tu vida día a día no puedes ser infiel porque no habrá momentos mas placenteros que disfrutarlos con aquella persona que te esta dando tanta dicha y felicidad, pero “el que se fue a la villa , perdió su silla” si en su momento dejaste de fomentar ese amor incondicional cando lo busques simplemente ya no es tuyo. 
“Si usted se muere y resucita enseguida, en una o dos horas, digamos, fenómeno, no pasa nada. Pero si resucita a los seis meses o al año… Imagínese: la sucesión ya se hizo, la guita la repartieron, la casa la vendieron, los papeles suyos ya los tiraron. Y usted aparece de nuevo. Se tiene que volver atrás algo que es irreversible. Segundo principio de la termodinámica. El pasado es irreversible”. 
Lo terrible es que esto a veces sucede. Nadie vuelve literalmente de la muerte, pero muchas personas sí regresan tras haber sido declaradas muertas. La guerra es, desde luego, un escenario muy propicio para estos episodios. El soldado japonés Shiro Shimoda volvió a casa en 1946, tras la Segunda Guerra Mundial. Dos años antes, sus padres habían recibido la noticia de que estaba muerto. En el documental Le Japon sous les décombres (Japón bajo los escombros), de Serge Viallet (Francia, 2005), Shimoda cuenta las recomendaciones que en aquel momento recibieron él y otros en su situación: 
“No vuelvan a casa de noche. Ustedes murieron. Murieron en la guerra, y su familia pensará que son fantasmas, así que no lleguen de noche. Explíquenle su situación al jefe de estación, pasen la noche en la comisaría y esperen a que amanezca antes de volver a casa”. 
Aún más extravagante aún fue la indicación para los hombres casados: 
“Les aconsejamos que den unas cinco o seis vueltas discretamente por los alrededores de su casa. Ustedes han cambiado. Puede que no los reconozcan a primera vista. Si alguno cree que su esposa ha vuelto a contraer matrimonio, regrese de inmediato al centro de tránsito. Han fallecido muchos hombres en la guerra y hay muchas mujeres solteras. Vuelvan y les buscaremos a alguien”. 
El que se va ya no regresa y si regresa su lugar está ocupado, mejor no vuelvan.


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