José Alvarado Montes.
SEGUNDA PARTE
Todo iba bien con muchos planes para
realizar, una tarde llegamos a nuestro
salón a entrenar y lo encontramos todo
desmantelado, le pregunte al encargado
del edificio, un hombre que le decían el
* Solache* que era lo que había pasado
con nuestras cosas y me contesto. Vino
el padre Pedro Miramontes en una
camioneta con tres hombres y subieron
todo al vehículo, además del equipo de box
la mesa del futbolito y la del pin pon y se
fueron sin decir nada. Me dirigí al Curato
y le comuniqué al Sr. Cura Olmos lo que
había pasado el movió la cabeza en señal
de desaprobación, al sacerdote lo habían
cambiado a otra Parroquia. Enojados y
desanimados dejamos de asistir al grupo
que termino por disolverse La ACJM.
El tiempo siguió su marcha y estaba
en construcción la Escuela Primaria a la
que nombraron *Oratorio Festivo* como
mi oficio era electricista, trabaje en la instalación de
algunos salones.
En una de sus visitas El Sr. Cura Olmos, me propuso
que diera clases de lo que sabía a lo que le dije que
sí, tenían otro taller de talabartería y el maestro era
Don Pedro Pérez todo marchaba bien y había muchos
espacios vacíos, me vino la idea de volver a practicar
el box, se lo comente al Sr. Cura, y me dijo que si
la directora de la escuela a la que llamaban Madre
Infantita lo aceptara ella dijo que si, se los transmití a
mis alumnos y diez de ellos admitieron formar parte del
grupo, en forma rustica instalamos lo necesario, le pedí
ayuda Al KID de ALBA que era boxeador profesional y
comenzamos el entrenamiento, pasaron dos años y al
tercero llego otra directora que vio como practicábamos
y no le gusto, pues considero que era un mal ejemplo
para los alumnos y así se lo hizo saber al Sr. Cura, un
día me mandó llamar y me dijo Montes ya no aguanto
a esa VIEJA latosa quita eso del box. Le conteste está
bien pero ya tampoco voy a dar clases de electricidad.
Pasaron los meses y ni idea tenia de lo que
seguiría después, por casualidad conocí a un joven de nombre Alfonso Noriega,
que regresaba al terruño
después de vivir varios
años en Estados Unidos,
allá practico artes marciales
como Karate-2 y alcanzo
la cinta negra Tercer Dan.
Y aquí quería entrenar
a quien lo deseara, pero
no sabía en donde, eso
me intereso y me ofrecí a
ayudarle, pensé luego en
el patio de la Presidencia
Municipal. Lo conocía el
patio porque ahí fui a mi
escuela primaria. Le dije
al Profe Alfonso que iba
hablar con El Presidente
Municipal y así lo hice y le
expliqué lo que queríamos
hacer, que nos prestara el
patio ya que el edificio se
cerraba por las tardes. Está
bien me dijo te voy a dar un duplicado de la llave de la
puerta principal, empezamos los entrenamientos tres
veces por semana, tuve la gran ayuda de los jovencitos
Alfredo Lara, Jesús Ornelas, Sergio Dávalos y Chuy
Olmos, con tan preparado y enérgico entrenador se
ganaban la cinta de ascenso, las clases se daban en
forma gratuita.
En ese tiempo, tuve contacto con Mariquita Reynoso,
conocida por todos, tuve la suerte de tratarla cuando
era una dama con muchos años a cuestas tantos que la
mayoría de las personas de esa edad ya casi no pueden
hacer nada por la poca fuerza física para desarrollar
cualquiera actividad, pero ella no, tenía tanta vitalidad
que la hacía diferente a otras personas, tenía gran fe y
proclamaba el culto a la Virgen de San Juan. Un día me
la encontré caminando por la calle con un botecito en
la mano, le pregunté que cual era el contenido de este
recipiente y en que lo iba a emplear, me contesto que
era engrudo para reparar los monos del 15 de agosto,
como se le conocen como gigantes y cabezones y me
invito a que la acompañara cosa que hice más con la
finalidad de saber que deseaba reparar esa Sra.
CONTINUARA……….
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